jueves, 13 de febrero de 2025

TEMERAN, CONQUISTADOR TÁRTARO

 



            14 de febrero de 1405,  murió atrapado por una epidemia el ambicioso Tamerlán, mongol que creó todo un imperio que se extendía desde la India hasta el Mediterráneo.

Nada podía contra la humanidad de aquel conquistador tártaro que vivió hasta comienzos del siglo quince. Bastó que se desatara una fiebre epidémica para que sucumbiera junto con su inmenso poderío. Fue en la China, a donde lo llevó su ambición de poder y conquista.

            El legítimo nombre de Tamerlán era Timor-Leng o Timur-Lenk. Había nacido en Kech, cerca de Samarcanda, ciudad que habría de elegir como la capital de su imperio.

            Kech, entre la India y el Asia oriental, fue famosa desde que Tamerlán se proclamó Emperador y libró sangrientas batallas ensanchando el radio de poderío. Gengis Kan,  pariente cercano, fue víctima de su ardor de conquista y muy pronto cayeron sus territorios en las manos del hombre fuerte de Kench. Luego pasó a invadir a Korazón y en 1388 ya estaba sobre Persia. Emprendió más tarde la conquista de Rusia y llegó hasta las proximidades de Moscú con un ejército de 400 mil hombres.

            Sometió a toda Rusia Meridional, destruyó Astrakán y envió a un nieto suyo para asolar a Polonia. Con el pretexto de extender la religión islámica, invadió la India y llegó hasta los muros de Delhi. Derrotó a Bayaceto I, emperador de Turquía, a quien hizo llevar a su tienda prisionero. Llegó a mandar un ejército de 800.000 tártaros, con el que asoló y conquistó toda el Asia Menor. Impuso un tributo al emperador griego, recibió la sumisión de los mamelucos de Egipto y en 1404, un año antes de su muerte, regresó a Samarcanda, dispuesto a emprender una expedición para conquistar la China. Pero allí murió, víctima de una fiebre epidémica. Su imperio se desmembró poco después de su muerte (AF)

lunes, 6 de enero de 2025

DIA DE LOS REYES MAGOS

Los Reyes Magos de Oriente (o simplemente Reyes Magos) es el nombre por el que la tradición cristiana denomina a los «magos» —denominación que recibían los sacerdotes eruditos en el Antiguo Oriente—4 que, según el Evangelio de Mateo, tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, acudieron desde Oriente para rendirle homenaje y entregarle regalos de gran riqueza simbólica: oro, incienso y mirra.56 En los evangelios canónicos solo el Evangelio de Mateo habla de estos «magos», sin precisar sus nombres, ni que fuesen reyes, ni que fueran tres. Fue en el siglo III d. C. cuando se estableció que pudieran ser reyes, ya que hasta entonces, por sus regalos y las iconografías que los representaban, tan solo se consideraba que eran personas pudientes. Fue también en ese siglo cuando se estableció su número en tres, uno por regalo, ya que hasta entonces había dibujos con dos, tres o cuatro magos, e incluso la Iglesia ortodoxa siria y la Iglesia apostólica armenia aseguraban que eran doce, como los apóstoles y las doce tribus de Israel.7 Los nombres actuales de los tres reyes magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, aparecen por primera vez en el conocido mosaico de San Apolinar el Nuevo (Rávena) que data del siglo VI d. C., en el que se distingue a los tres magos ataviados al modo persa con sus nombres escritos encima y representando distintas edades. Aún tendrían que pasar varios siglos, hasta finales del siglo XV d. C., para que el rey Baltasar aparezca con la tez negra y los tres reyes, además de representar las edades, representen las tres razas conocidas hasta la Edad Media. Melchor encarnará a los europeos, Gaspar a los asiáticos y Baltasar a los africanos.7 En España a partir del siglo XIX se inició la tradición de convertir la noche de Reyes (noche anterior a la Epifanía) en una fiesta infantil con regalos para los niños, a imitación de lo que se hacía en otros países el día de Navidad, en homenaje al santo oriental San Nicolás. Fue en 1866 cuando se celebró la primera cabalgata de Reyes Magos en Alcoy, tradición que se extendió al resto del país y posteriormente a otros países, especialmente a países de cultura hispana.78 La palabra «mago», proviene del persa ma-gu-u-sha, que significa sacerdote. Llegó al griego como μάγος (magos, plural: μάγοι, magoi), refiriéndose a una casta de sacerdotes persas o babilonios, que estudiaban las estrellas en su deseo de buscar a Dios.4 Del griego pasó al latín como magus, plural magi, /mágui/, de donde llegó al español mago.