miércoles, 5 de julio de 2023

EL LUCHADOR

10 de Julio de 1905,- “El Luchador”, periódico bolivarense, decano de los diarios de provincia, contemporáneo con el diario nacional “La Religión” de Caracas, se extinguió tras cumplir una faena de casi ochenta años. Su primera edición se sitúa el 10 de julio de 1905, cuando las luces de “El Telégrafo”, “El Caduceo”, “El Guayanés” y otras tantas publicaciones se habían apagado. Nació este periódico en 1895 con el nombre de “El Anunciador” bajo la dirección de Agustín Suegart, a quien habría de suceder por largos años su hijo también extinto Jorge Suegart. “El Anunciador” fue víctima de una libertad de prensa mal entendida por el Gobierno de Cipriano Castro, a quien no le agradaron sus crónicas y terminó por clausurarlo de un solo plumazo. Para complacer al Gobierno se le cambió entonces la línea editorial y se le puso un nuevo nombre: “El Luchador” que estuvo por más de 60 años saliendo de tarde. Era un periódico de cuatro páginas, largo común de los grandes diarios pero de un ancho descomunal. El viejo El Luchador vespertino anduvo sin desmayo por todas las Embajadas del Mundo y circulaba a base de suscripciones por todo el Estado, preferentemente Ciudad Bolívar. Por largo tiempo en Ciudad Bolívar no hubo más periódico que El Luchador y sus numerosas ediciones microfilmadas por la Biblioteca Nacional, guardan la más compleja y variada historia de la vida integral de Guayana. De perfil conservador, aceptada sin limitaciones de contenido y redacción, excepto cuando se trataba de críticas religiosas u oficiales, las más variadas colaboraciones. Por esta línea general de acción no estuvo como otros diarios y semanarios, sometido a las vicisitudes políticas del siglo veinte. Sus titulares nunca fueron agresivos o sensacionalistas, pero carecía del atractivo dinámico de la prensa moderna. Buena parte de los espacios eran cubiertos la mayor de las veces por extractos y artículos de la prensa nacional. Pero a partir del 15 de febrero de 1969, “El Luchador” rompió con su perfil conservador y se trasformó en un tabloide matutino con más de ocho páginas para competir con “El Bolivarense”, pero adoleciendo aún de fallas. Así estuvo circulando hasta 1984 cuando se extinguió a causa de un embargo insuperable luego de pasar por las manos del empresario Ramón Castro Mata y del Grupo Barranco de Barquisimeto.

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