sábado, 2 de septiembre de 2023

LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACION

El 3 de septiembre de 1984, el Vaticano dio a conocer un documento de condena a la Teología de la Liberación, convencido de los inconvenientes que traería a la religión católica, la utilización del método de análisis y de perspectivas marxistas en la interpretación de la realidad estructural de la pobreza. En efecto, al tratar algunos teólogos católicos y protestantes de encontrar las causas de la creciente pobreza estructural y destructiva y considerar la forma en que la fe cristiana se ha utilizado para legitimar estas condiciones de opresión, se plantearon varias interrogantes, entre ellas la más importante, ¿qué se puede hacer al respecto? Pues bien, emplearon una metodología de interpretación que tomaba en cuenta la penetración socio-analítica marxista y la crítica de Marx al papel de la religión en la sociedad, lo cual no se avenía con la filosofía de la Iglesia. Desde la publicación de este documento pontificio de condena, fue enervándose la fuerza que venía tomando el movimiento de la Teología de la liberación, fundamentalmente en Latinoamérica en donde se asocian los nombres de Gustavo Gutiérrez, Rubén Álvez, Hugo Assman y Leonardo Boff, entre otros de las décadas de 1960 y 1970. A raíz de la discusión, la Santa Sede sentenció al padre brasileño Leonardo Boff a un año de silencio por un escrito basado en la Teología de la liberación. Boff acató la sentencia, pero poco después el Papa envió un mensaje a los obispos del Brasil en el que conviene tras una larga reflexión que la Teología de la liberación es oportuna, útil y necesaria. Con este mensaje se le dio luz verde y se le reconoció plenamente su papel frente a la realidad socio-económica del continente. Lo cierto es que la Teoría de la liberación no es nada nuevo. Según Monseñor Samuel Pinto Gómez, está en el Capítulo III del Profeta Isaías y reconoce que hay aspectos del Evangelio que coincide con el marxismo, lo que ocurre es que no deben generalizarse esas coincidencias, porque la Iglesia es radicalmente espiritualista y nada tiene que ver con el materialismo que es temporal e intrascendente.

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