jueves, 1 de febrero de 2024

CONFERENCIA DE YALTA

A fines de la Segunda Guerra Mundial que costó a la humanidad más de 12 millones de muertos, específicamente el 3 de febrero de 1945, se celebró en la ciudad soviética de Yalta la célebre Conferencia de los Tres Grandes dirigentes del mundo para acordar todo lo concerniente a la derrota y toma de la Alemania nazi Yalta, ciudad de Rusia, está situada sobre el Mar Negro, en la costa meridional de la península de Crimea, tiene más de 30.000 habitantes y en ella se halla el antiguo Palacio que servía de residencia de verano a los zares. En esa célebre ciudad rusa se reunió del 3 al 11 de febrero la histórica Conferencia entre el Presidente Roosevelt, de los Estados Unidos, el primer Ministro Winston Churchill, del Reino Unido, y el primer ministro ruso Mariscal José Stalin. Recuérdase que aún no se había lanzado la bomba atómica sobre Hiroshima. Para la fecha culminante de esta gran guerra, tropas de los Estados Unidos hacían contacto con las fortificaciones exteriores de Berlín. Los mandatarios de las tres potencias mencionadas llegaron a Yalta acompañados de sus respectivos séquitos diplomáticos y militares y después de nueve días de conversaciones convinieron en acordar planes militares que culminarán con la derrota de Alemania, las medidas para la ocupación de su territorio y las reparaciones que se le exigirían. Se acordó también convocar a una conferencia general en San Francisco de California, en el mes de abril del mismo año 1945, para crear la organización internacional de las Naciones Unidas que hiciera posible en el futuro la preservación de la paz. Se adoptaron otros acuerdos, entre ellos, las reparaciones de guerra que debían pagar las naciones vencidas; cambios territoriales y políticos de pos-guerra, especialmente en Polonia y Yugoslavia y, finalmente, el juicio y castigo de los criminales de guerra. Cromwell disuelve el Parlamento inglés 4 de febrero de 1658, Oliverio Cromwell, entró al Parlamento inglés y lo disolvió por la fuerza pronunciando las siguientes palabras: “El Señor se ha cansado de vosotros y escogido otros instrumentos para realizar su obra”. La fuerza y autoridad de Oliverio Cromwell se hizo patente dentro del Estado inglés en la revolución de 1648 cuando la mayoría del Parlamento se decidió a poner término a los abusos de la realeza. Era entonces Rey de Inglaterra, Carlos I, quien al término de la lucha contra el Parlamento y el Ejército fue condenado a muerte y decapitado en medio de la consternación del pueblo que quería una monarquía limitada. La revolución de 1648 puso el gobierno en manos de Oliverio Cromwell, quien mandaba el ejército organizado para defender los fueros parlamentarios. Cromwell, inmediatamente abolió la monarquía y estableció la República. El Poder Legislativo quedó a cargo de la Cámara de los Comunes y la de y la de los Lores fue suprimida, mientras el poder ejecutivo fue confiado a un Consejo de Estado del cual formaba parte Cromwell. El sistema republicano fue de escasa duración y sobrevino un conflicto entre el Ejército y el Parlamento al pretender este último licenciar las tropas pues la guerra había terminado. De este nuevo conflicto aprovechó Cromwell para disolver tal día como hoy el Parlamento y expulsar a los diputados después de una escena violenta en que los acusó de inmorales y de ser gente de las cual el Evangelio se avergonzaba. Con este hecho se inició la dictadura de Cromwell apoyado por el ejército. Un Consejo de oficiales lo revistió de la autoridad de Lord Protector, con facultades más extensas que la de la monarquía. Gobernó tiránicamente, pero su política exterior favoreció los intereses de su patria. Comwell murió triste y apegado a su tiranía sin lograr consolidar el único ensayo republicano que se ha hecho en Inglaterra

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