15 de Abril de 1902.- La deuda que gobiernos venezolanos adquirieron con otras naciones para poder mantenerse en el poder haciéndole frente a las continuas guerras civiles que diezmaban la población y arruinaban la economía, afloraron con signos peligrosos durante el mandato de Cipriano Castro. Los diplomáticos alemán, francés, inglés e italiano enviaban constantes notas y memorandun a la Chancillería Venezolana protestando por la demora en el paso de los intereses de la deuda y los procedimientos fijados por la Ley y éstos cada vez se hicieron más duros en su tenor hasta que al fin Alemania e Inglaterra se coaligaron para ejercer actos de violencia contra Venezuela a efecto de obtener por ese medio el restablecimiento del servicio de pagos relacionados con la deuda pública. La agresión armada contra nuestras costas se hizo evidente en la Guaira, Puerto Cabello y Maracaibo.
Nuestra desmedrada escuadra cayó rápidamente en poder de los invasores, mientras Cipriano Castro lanzaba proclamas y se abrazaba con su adversario el Mocho Hernández para hacer causa común contra “la planta insolente que se atrevía hollar el suelo patrio”. La lista de deudas ascendía a 490 millones de bolívares, lo que significaba que el país por más de diez años, debería entregar a los deudores toda la renta de ingresos públicos, calculada anualmente entre 40 y 50 millones. “Y los cálculos más optimistas del Ministro de Hacienda y Crédito Público suponían que a riesgo de morirnos de hambre, al
País no podía amortizar cada doce meses más de 4 millones”.
La intervención amistosa de la chancillería de Washington, obligó a los barcos extranjeros retirarse de las costas de Venezuela, luego de encontrada una fórmula de arreglo para la cancelación de la deuda.
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