La Iglesia Católica conmemora hoy, como todos los años, la festividades de los Reyes Magos y en muchas naciones, entre ellas España, se celebra una gran fiesta infantil consistente en el reparto de juguetes que, según se les dice a los pequeños favorecidos, son donaciones de los propios Reyes Magos, como justa y graciosa recompensa a su buen comportamiento.
La tradición cristiana designa a estos reyes con los nombres de Melchor,
Gaspar y Baltasar y según refiere San Mateo en su Evangelio, los magos
fueron guiados a Palestina por una fúlgida estrella que desde Oriente los
condujo al lugar donde había nacido el niño Dios, y traían consigo ofrendas de
oro, incienso y mirra. San Lucas, en su Evangelio, silencia la adoración de los
Magos del Oriente, pero en cambio señala que unos pastores que guardaban por la
noche un ganado fueron a adorar al Niño, porque un ángel se les había aparecido
diciendo: “He aquí que les doy nuevas de gran gozo, que será para
todo el pueblo; que os ha nacido hoy en la cuidad de David, un Salvador,
que es Cristo el Señor”.
Cuando nació el niño Krishna, Dios de la mitología India, la historia cuenta
que también fue una fúlgida estrella presagio de su nacimiento, y los magos
fueron a adorarle y ofrecerle sándalo y perfumes. Cuando nació Buda, creador de
una filosofía y una religión que virtualmente se extiende por toda Asia –
nacido 600 años antes de Jesucristo- una gran estrella lo anunció y también los
Magos fueron al lugar de su nacimiento para adorarle y ofrecerle presentes de
madera de sándalo y perfumes. Igualmente refieren documentos antiguos que el
nacimiento de Confucio, filósofo chino y uno de los más grandes maestros de
moral de todos los tiempos, el año 551 A. de J, fue anunciado por una estrella
de desusada magnitud que dio a los sabios al lugar del nacimiento, y tributaron
reverente homenaje al recién nacido. Igual historia se narra con respecto de
Mitra, el Salvador Persa, Sócrates, Esculapio y otro
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