11 de enero de 1520. Fernando de Magallanes, un portugués al servicio de España, que se había propuesto, consiguiéndolo, demostrar prácticamente la esfericidad de la tierra, arribó el 11 de enero de 1520, a la desembocadura del Río de Plata, después de zarpar de San Lucas de Barrameda,
Persuadido Magallanes de la conjunción de los mares, buscaba, costeando la
América del Sur, un paso del Océano Atlántico hacia el Pacífico que hiciera
posible la circunvalación de la tierra.
Una vez cruzado el Atlántico, las cinco naves de Magallanes, alcanzaron el cabo
de San Agustín, en Brasil, y desde allí emprendió la navegación hacia el Sur.
Al llegar a la desembocadura de Río de la Plata, lo supuso como un posible paso
hacia occidente, pero cerciorado luego de lo imposible, reanudó la navegación
hasta la bahía de San Julián, donde empezó la invernada. Aquí se vio obligado a
hacer sumaria justicia de varios cabecillas de revueltas y a fines de agosto
prosiguió el viaje con una nave menos que había encallado.
El 20 de octubre, desde cinco millas de la costa, divisaron los tripulantes un
promontorio detrás del cual el mar formaba una especie de golfo, que llamaron
de las Once Mil Vírgenes. Habían llegado al anhelado estrecho. Era un
brazo de mar que comunicaba con otro mar. Después de previas exploraciones se
aventuraron por él y entraron impávidos en el Gran Océano Pacífico. Tres meses
tardaron en surcarlo, y, tras horribles penalidades, llegaron a la Isla
Mariana, y poco después a las Filipinas, donde Magallanes encontró la muerte en
lucha contra los naturales. Sebastián Elcano, el segundo de abordo, culminó la
gran empresa náutica con la cual quedó demostrada la redondez de la tierra (AF)
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