martes, 15 de octubre de 2013

MUERTE DE ANDRÉS BELLO

El 15 de octubre de 1865, murió  en Santiago de Chile el gran poeta, político  y educador don Andrés Bello , después de cumplir una de las tareas más intensas y brillantes  en la formación intelectual del Nuevo Mundo.
Había nacido en Caracas el 29 de noviembre de 1781, víspera de San Andrés, en el  seno de  una honrada familia colonial. Obtuvo sus primeros conocimientos humanísticos del fraile Cristóbal de Quesada. Después estuvo en la Universidad, donde realizó una carrera llena de restricciones. Estudió francés e inglés. Dio clases particulares, entre otros a Simón Bolívar, cuyos escasos frutos lo movió a dejarlas para dedicarse tan sólo a los estudios, primero de derecho y luego medicina hasta que un concurso para optar a la Secretaría del Capitán General, lo trasformó en  empleado de la corona y como tal fue el primer redactor de la Gaceta de Caracas.
“El empleado no mató en Bello al hombre estudioso “. Leía constantemente periódicos y libros europeos y estaba al corriente del movimiento intelectual del mundo.
Andrés Bello vivió tres décadas de la colonia española en Venezuela y algo más del primer medio siglo de la vida independiente de Hispanoamérica. De este primer medio siglo, los veinte primeros años los pasó Bello en Londres desde donde observó las vicisitudes y triunfos de la independencia. Los últimos treinta y tanto años de su vida los pasó en Chile. Aquí fijó su residencia definitiva, porque habría de durar hasta el fin de su vida. Aquí, en este país del sur, fue asesor de secretarías de estado y rector de la Universidad de Chile durante 22 años.           Entre las obras de Andrés Bellos, sobresalen “Principios de Derecho Internacional”, la  famosa “Gramática de la Lengua  Castellana”, el Código Civil Chileno, traducciones de Homero, Sófocles, Virgilio y gran número de otros trabajos filológicos, históricos y diplomáticos.


 El gobierno de Chile editó los 26 volúmenes de las Obras Completas de este maestro de la lengua española y humanista integral.

lunes, 14 de octubre de 2013

LEONCIO MARTÍNEZ (LEO)


El 14 de octubre de 1941, murió Leoncio Martínez y Martínez (Leo) uno de los caricaturistas y humoristas más destacados del periodismo venezolano y el más perseguido y encarcelado por la dictadura de Juan Vicente Gómez.  Tocó al maestro Rómulo Gallegos en la oportunidad pronunciar el discurso de despedida de este hombre bueno y sencillo a quien incluso apalearon por sus sátiras y humoradas en el semanario Fantoches que fundara  en 1923 y que circuló hasta 1933 luego de ser clausurado varias veces.
Leo estuvo muchas veces preso y durante el interrogatorio previo que suelen  hacer en la Policía a quienes ingresan detenidos, le preguntaron: ¿Qué edad tienes? –La de Cristo. ¿Soltero, casado o viudo? –Amancebado. ¿Profesión? –Periodista.  ¿Sabe leer y escribir? –No.
Así era de irónico este caraqueño nacido el 22 de diciembre de 1888 en la entonces bucólica Mariperez, donde aprendió a dibujar con su hermano mayor Rafael, conocido como RAF, quien también realizaba caricaturas para revistas y periódicos durante un tiempo en que las libertades estaban conculcadas.
Leo surgió al mundo de las letras en El Cojo Ilustrado en 1908.  Fundó El Independiente en 1909 que lo llevó por primera vez a La Rotunda.  Junto con ese otro humorista insigne, Job Pim, fundó Pitorreos, semanario de éxito ascendente que lo llevó a diario, pero que acabó clausurado y con sus redactores y colaboradores encerrados en la mazmorra gomecista por tres largos años, inmortalizados en su “Balada del Preso Insomne”.
Leo  también trabajó como ilustrador y cronista hípico en el diario “El Universal!” y tras la clausura definitiva de Fantoches, se refugiado en “La Esfera” hasta la muerte de Gómez en 1935 que le permitió editar de nuevo su semanario humorístico que estuvo circulando hasta su muerte el 14 de octubre de 1941.



LA IV REPÚBLICA FRANCESA

13 de octubre de 1946 fue instituida la IV República francesa tras la promulgación de una nueva Constitución, reflejo de la realidad impuesta por la Segunda Guerra Mundial.
En  1940,  Francia fue invadida y derrotada por los alemanes y  el mariscal Henri  Petain, c
onsiderado héroe nacional durante la Primera Guerra Mundial, fue  nombrado jefe del gobierno tras firmar con los vencedores un armisticio que dividía el país en dos zonas: libre y ocupada. Petain con esta actitud de virtual colaboración con Alemania, se esforzaba en mantener un Estado francés, sin medir las consecuencias que lo llevarían más tarde a una condena por traición.
Por el contrario, desde Londres, el General Charles De Gaullee, pedía a los franceses que continuaran la guerra y organizó un Comité de Liberación  que  reconocido por las Naciones Unidas, se instaló en Argel. Las tropas aliadas desembarcaron en Normadía y poco a poco fueron liberando a Francia hasta que De Gaulle entró en Paris y se puso al frente del Gobierno provisional. Luego convocó a una Asamblea Nacional Constituyente que proclamó la IV República.     


La llamada IV República se acentuó en dos aspectos muy importantes:  la reforma social y el desarrollo económico. En 1946 se estableció un sistema de seguridad social amplio que instituyó la asistencia médica, las pensiones de incapacidad y jubilación y la garantía de subsidios de desempleo a todos los ciudadanos. El ascenso de la natalidad provocó un crecimiento demográfico que elevó la hasta entonces estancada población francesa de 40 millones de habitantes, en 1946, a 49 millones, en 1966. La utilización de maquinaria moderna y los nuevos métodos de cultivo revolucionaron la agricultura. Un plan nacional para la modernización de la industria, apoyado por el Plan Marshall del gobierno estadounidense, propició una nueva fase evolutiva de su industrialización. El índice de producción industrial se duplicó entre 1948 y 1958. En 1957, Francia se unió a otros cinco países europeos occidentales para fundar la Comunidad Económica Europea, un mercado común de 165 millones de habitantes libres de la barrera arancelaria.

domingo, 13 de octubre de 2013

LA CASA BLANCA

EL 13 de octubre de 1792,  Jorge Washington colocó la primera piedra de la Casa Blanca, mansión que sirve de residencia oficial a los presidentes de los Estados Unidos de Norte América.
Construida entre los años 1792 y 1800, se halla situada en el número 1600 de la Avenida de Pennsylvania, en Washington D.C y desde su terminación en 1800,  ha sido la vivienda de todos los presidentes de Estados Unidos con la excepción de George Washington.
Desde entonces a esta parte, ha sufrido múltiples ampliaciones y modificaciones sin perder su carácter original. La última se hizo bajo la administración de RAI Truhán. El nombre de Casa Blanca se le dio oficialmente durante la presidencia de Teodoro Roosevelt y esta denominación se utiliza frecuentemente como referencia a la política o gobierno norteamericano.
 Fue proyectada por el arquitecto estadounidense de origen irlandés James Hoban. El edificio principal, construido en piedra arenisca de Virginia, es una obra emblemática de color blanco inspirada en el estilo renacentista del italiano Andrea Palladio. En el piso bajo se sitúan los guardarropas, una habitación que contiene el servicio de porcelana, la cocina y la biblioteca. En el primer piso están las salas oficiales, abiertas al público. Las estancias privadas del presidente ocupan el segundo piso y en el tercero se disponen las habitaciones de invitados y del servicio.
 En 1814, durante la guerra Anglo-estadounidense, los soldados británicos incendiaron el edificio, cuya reconstrucción dirigió el propio Hoban, incorporando el pórtico sur. La Casa Blanca se reformó sustancialmente entre 1948 y 1952, durante el mandato de Harry S. Truman, y una década más tarde, en el periodo de John F. Kennedy, se renovó el mobiliario.



sábado, 12 de octubre de 2013

DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA


En la madrugada del 12 de octubre de 1492,  el marino Rodrigo de Triana, después de largas noches de vigilia, con los ojos clavados en un horizonte impenetrable, percibió la  “Tierra” ignota que tras la angustia del grito se hizo fantástica y tangible bajo la planta del Conquistador de nuevos mares.
Cristóbal Colón desembarcó en la Tierra desmoronada en la garganta de Triana y tomó posesión en nombre de Dios y de sus Reyes y, como devoto al fin, no se conformó con el nombre incomprensible de sus extraños habitantes, sino que la registró en la bitácora de abordo como  San Salvador.
Era una isla de no más de cien kilómetros cuadrados, escasamente habitadas por indígenas arawak  que compartieron días enteros con el Misterioso Almirante y su recia como ansiosa tripulación.  Intercambiaron frutos tan exóticos unos como otros y al final el Almirante la abandonó.  San Salvador nunca fue colonizada ni por Colón ni por los hispanos que  vinieron después siguiendo sus rutas.  Fueron los ingleses en el siglo XVII que se interesaron tanto por ella, la que llamaron Watling, como por otras 700 islas y 2.400 cayos y rocas que se extienden a lo largo de 1.200 kilómetros entre Florida y Cuba.
Este archipliélago, de islas conocidas hoy como Bahamas, forman hoy un estado independiente del Atlántico dentro de la comunidad británica.  Su Capital es Nassau y vive fundamentalmente del turismo.


De todas formas fue la primera tierra vista y pisada por Cristóbal Colón y desde donde partió la ingente empresa que puso al descubierto ante los ojos absortos de los europeos un nuevo continente que Miranda, primero, y Bolívar después, quería se llamara, en vez de América, Colón, pero como no fue posible por los mismos avatares de las guerras y separaciones.  El nombre que empezó abarcando las seis naciones libertadas por Bolívar, quedó reducida desde 1830  a  la República de Colombia dentro los contornos de la antigua Cundinamarca.

viernes, 11 de octubre de 2013

PRECURSOR DE LA REFORMA PROTESTANTE

11 de octubre de 1531 murió  Ulrico Zuinglio, al enfrentarse en armas a los montañeses de su patria Suiza para imponerles su tesis religiosa contraria al del catolicismo.
 Este precursor de la reforma protestante,  era hijo de campesinos y cursó estudios de humanidades en la Universidad de Viena y Basilea.  Después se ordenó de sacerdote; pero,  como su coetáneo Martín Lutero, brilló como  rebelde declarado contra muchas normas de la Iglesia Católica
Su agitada vida trascurrió entre los siglos quince y diez y seis  y contraviniendo el principio de castidad del sacerdocio, contrajo matrimonio y combatió las indulgencias. Se pronunció abiertamente contra el ayuno, la celebración de la misa, el culto de los santos y el celibato eclesiástico.
Ulrico Zuinglio, en su lucha intensa de reformador religioso, terminó combatiendo en una guerra contra los cantones católicos, los montañeses, que lo vencieron y obligaron a suscribir un compromiso, pero dos años más tarde, en el mismo lugar, se zanjó un nuevo conflicto con la derrota de los reformadores y con la muerte de Zuinglio en la batalla de Kappel a consecuencia de graves heridas recibidas. Su desaparición puso fin a cualquier otra posible difusión de su doctrina en Suiza, país que en nuestros días sigue siendo católico y protestante por partes iguales.

jueves, 10 de octubre de 2013

GIUSEPPE VERDI

            Guseppe Verdí nació el 10 de octubre de 1813 del seno de una humilde familia. Su padre era un tabernero de camino real que no obstante le facilitó que desde muy temprana  edad se dedicara a la música teniendo por primer maestro al organista de la iglesia de su pueblo.
A los 18 años, su vocación musical fue premiada con una beca para cursar en el Conservatorio de Milán, pero en el examen de admisión, los jurados no vieron en él sino a un joven de torpes modales, cuya edad y postura frente al teclado les parecieron inadecuados. Fue rechazando por esas observaciones.
            Cuatro años después, contrajo matrimonio con la novia de su infancia y con las enseñanzas que le prodigó el maestro Lavigna, se dedicó a escribir óperas que eran consideradas con indiferencia.
            Su vida se desarrollaba en un mar de fracasos amargos. Se ganaba la vida como podía, dirigiendo coros y bandas, escribiendo marchas y música religiosa y haciendo instrumentaciones. Poco después perdió a su esposa y dos hijitos. Durante mucho tiempo nadie supo de él.
            Una fría noche de diciembre, el empresario de la Scala de Milán reconoció su solitaria figura inclinada bajo una tempestad de nieve. Se lo llevó a su oficina y lo obligó a aceptar un libreto que trataba del rey caldeo Nabucodonosor. El libreto hizo nacer en él pasiones más grandes que su pena. Nabucodonosor fue estrenada en la Scala en 1842 y  ovacionada al punto del delirio.
            Verdí escaló el pináculo de la fama con las óperas Rigoletto, El Trovador y La Traviata. Luego vino Aída que escribió para ser estrenada en el Cairo con motivo de la inauguración del Canal de Suez y la cuál señala una vigorosa etapa creadora  de su evolución musical. Otelo y Falstaff son los últimos y grandiosos destellos del genio de Giuseppe Verdí en el campo de la ópera. Otelo es inmensa  desde la tormenta con que se preludia hasta el sombrío “morendo” del final.   Verdí murió a los 88 años.