El 14 de octubre de 1941, murió Leoncio Martínez y Martínez (Leo) uno de los caricaturistas y humoristas más destacados del periodismo venezolano y el más perseguido y encarcelado por la dictadura de Juan Vicente Gómez. Tocó al maestro Rómulo Gallegos en la oportunidad pronunciar el discurso de despedida de este hombre bueno y sencillo a quien incluso apalearon por sus sátiras y humoradas en el semanario Fantoches que fundara en 1923 y que circuló hasta 1933 luego de ser clausurado varias veces.
Leo estuvo muchas veces preso y durante el interrogatorio previo que suelen hacer en la Policía a quienes ingresan detenidos, le preguntaron: ¿Qué edad tienes? –La de Cristo. ¿Soltero, casado o viudo? –Amancebado. ¿Profesión? –Periodista. ¿Sabe leer y escribir? –No.
Así era de irónico este caraqueño nacido el 22 de diciembre de 1888 en la entonces bucólica Mariperez, donde aprendió a dibujar con su hermano mayor Rafael, conocido como RAF, quien también realizaba caricaturas para revistas y periódicos durante un tiempo en que las libertades estaban conculcadas.
Leo surgió al mundo de las letras en El Cojo Ilustrado en 1908. Fundó El Independiente en 1909 que lo llevó por primera vez a La Rotunda. Junto con ese otro humorista insigne, Job Pim, fundó Pitorreos, semanario de éxito ascendente que lo llevó a diario, pero que acabó clausurado y con sus redactores y colaboradores encerrados en la mazmorra gomecista por tres largos años, inmortalizados en su “Balada del Preso Insomne”.
Leo también trabajó como ilustrador y cronista hípico en el diario “El Universal!” y tras la clausura definitiva de Fantoches, se refugiado en “La Esfera” hasta la muerte de Gómez en 1935 que le permitió editar de nuevo su semanario humorístico que estuvo circulando hasta su muerte el 14 de octubre de 1941.
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