viernes, 12 de agosto de 2016

EL FONÓGRAFO


El 12 de agosto de 1877, Thomas Alva Edison anunció que había inventado un aparato electromecánico capaz de reproducir el sonido.  Tal el Fonógrafo que posteriormente se llamó Gramófono y  en el cual se recogía el sonido en un cilindro de papel de estaño.
A medida que el aparato evolucionaba iba adquiriendo nombres más apropiado a su calidad y estilo.  Así fue conocido también como toca-disco, vitrola, autofónica, picot.
Edison, inventor también de la bombilla, un sistema generador de electricidad y un proyector de película llamado kinestocopio, entre otras muchas genialidades, nació en Ohio el 11 de febrero de 1847 y falleció el 18 de octubre de 1931.
Podríamos decir que casi no tuvo escuela, pues apenas se sabe que acudió sólo tres meses a ella y a los doce años de edad tomó la calle para vender periódicos y tabacos.  Un día  arriesgo su vida por salvar la de un niño amenazado sobre los rieles de un tren. Entonces lo premiaron con una beca para estudiar telegrafía y en el curso realizó toda una invención que mejoró extraordinariamente las comunicaciones de aquellos tiempos.


Todas sus invenciones de algún modo tuvieron un profundo efecto en la configuración de la sociedad moderna y si bien todas fueron realmente importantes aunque perfeccionadas por otros hombres igualmente ingeniosos, el Fonógrafo como tal y durante casi todo el siglo veinte destacó como un instrumento prodigioso a través del cual se podía conversar y escuchar muchas veces la voz de estadistas, poetas, cantantes, apreciar el  arte de pianistas, violinistas y el sonido de las mejores orquestas.  Hoy, por supuesto, existen otros medios cibernéticos más sofisticados y de alta precisión que apenas si nos acordamos de los rudimentos del gramófono o de la singular vitrola portátil o de consola de sala, con su plato giratorio, y aquel brazo cabeceado su aguja de acero sobre el espiral surco del disco de vinilo. 

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