miércoles, 24 de agosto de 2016

TRAGEDIA EN LA LLOVIZNA



El 23 de agoto e 1.964,  el Salto de la Llovizna, recién reabierto al público, fue escenario de una de las tragedias más conmovedoras. Cuarenta docentes que asistían como delegados a una Convención Nacional del Magisterio cayeron a las tormentosas aguas del Caroní al desplomarse un frágil puente de paseo.
Nadie sabía que la muerte acechaba en aquel paraje exuberante y hermoso del Caroní. Quién en aquel  momento de euforia edénica podía creer que la muerte se hallara escondida en la torrentera espumosa, acechando desde los intersticios de la rústica pasarela, dentro del follaje de los árboles, bajo las marañas de las piedras, suspendida en la vaporosa llovizna que emigra de los saltos?
Sólo la imaginación clarividente de Cruz del Valle Rodríguez. Él predijo con su vena de poeta aquellos instantes de consternación y espanto en que los seres rodaban como peces marchitos hasta las fauces de la hidra. Él que también fue atrapado por la furia de las aguas lo predijo y sin embargo, todos signados por la fatalidad perecieron con un libro bajo el brazo. El maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa que también iba en el grupo se salvó al ser llamado por un colega que deseaba tomarle una foto.
El Salto de la Llovizna, uno de los atractivos turísticos de Ciudad Guayana, exhibe un monumento erigido por el Magisterio a los caídos aquel trágico día tras un paseo pautado dentro del  programa de la Convención que entonces se realizaba con más de         300 delegados de todo el país en el auditorio del edificio del Sidor en Matanzas.

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