JOHN DEWEY
Y LA EDUCACIÓN
PROGRESIVA
l° de junio
de 1952. John Dewey murió en Norteamérica, su tierra natal, el primero de junio
de 1952, a la edad de 93 años. Lo recordamos hoy, en el día aniversario de su
muerte, porque está señalado como una de las inteligencias conspicuas de su país en el campo de la pedagogía.
Exacto es que la educación norteamericana ha
sido modelada por las manos de una larga lista de pedagogos, pero en ella
sobresale con brillo muy particular el filósofo, ensayista y pedagogo John
Dewey. Su figura, si no más elevada, al menos debe equipararse a la de Horace
Mann, abogado de Nueva Inglaterra, convertido en educador y quien trazó algunos
de los principales conceptos que constituye el fundamento de las escuelas y la
enseñanza en los Estados Unidos de América.
Dewey, en sus
estudios y reflexiones sobre los problemas de la educación y la democracia,
sostiene que en la experiencia se halla la base de nuestro pensamiento y acción y enseña que la democracia es una
forma de vida antes que un sistema político, y que la educación debe tender a
desarrollar la personalidad y el espíritu de cooperación, base de la vida
democrática. Afirma que el proceso educativo es de crecimiento continuo y en
uno de sus libros traducidos a muchos idiomas, dice: “la vida de los niños, la de los adolescentes y la de los adultos se
encuentra en el mismo nivel educativo, ya que lo que se pretende realmente en
todas y cada una de las etapas de la experiencia constituye lo valioso de esa
experiencia, pues la principal razón de la vida es en todo momento lograr que
los que viven contribuyan al enriquecimiento del significado perceptible de la
vida misma (…) El gobierno, el comercio, las artes, la religión y todas las
demás instituciones sociales tienen un significado, un propósito. Su fin es
liberar y desarrollar la capacidad de los seres humanos, sin distinción de
raza, sexo, clase social o situación económica. Y esto equivale a decir que la
prueba del valor de esas instituciones es el grado en que educan a cada individuo,
hasta permitirle alcanzar el máximo de responsabilidad.
MUERTE DE JOSÉ GARIBALDI
2 de junio de
1882. Pescador y marinero convertido en adalid del movimiento que unificó a
Italia y la emancipó del yugo extranjero: Eso fue José Garibaldi, muerto el 2
de junio de 1882, a la edad de 75 años, en sus tierras de Caprero.
Unido al
patriota José Manzini, fundador del movimiento clandestino denominado “Joven Italia”, Garibaldi viajó del mar
a la cárcel acusado de participar en una subversión. Preso en Génova, no podía
resignarse a la espera de la ejecución de su sentencia de muerte sino que libró
inteligente batalla contra los muros y la fuerte custodia de la Cárcel y venció
escapándose a Francia para reanudar conjuntamente con otros compatriotas el
esfuerzo de la lucha que apuntaba hacia el objetivo irrenunciable de la
libertad y unidad de Italia.
Garibaldi
vino recalando por la América del Sur y mientras que acumulaba los recursos
necesarios y organizaba la legión dispuesta a disolver los reinos en que para la
época estaba dividida Italia, prestó gran ayuda a la República nueva del
Uruguay y ganó el calificativo honroso de “Héroe
de Montevideo”. En 1848 vuelve a Italia y tras de hostigar a los invasores
austriacos prosigue a Roma para respaldar la República de Manzini y quedar al
frente de todas las fuerzas. Fue derrotado más tarde en una lucha cruenta y
desesperada refugiándose en Génova breve tiempo y partiendo por segunda vez a
la América. Regresó a su patria en 1854 y se instaló en una granja de Caprero, cerca
de Cerdeña, pero cinco años después volvió a tomar parte en las rebeliones de
los italianos del norte al frente de los cazadores alpinos. Nuevas batallas se
sucedieron hasta que Italia quedó reivindicada y logró su unidad bajo el
reinado de Víctor Manuel II.
José
Garibaldi está ligado a la historia libertaria de Italia, done se le honra y
admira y uno de sus descendiente, homólogo, participó como oficial en la
Batalla de Ciudad Bolívar en 1902, Guerra Libertadora contra el ejército de
Juan Vicente Gómez.
MUERTE DE GUILLERMO HARVEY
La historia
de la medicina registra hoy en sus páginas la muerte de Guillermo Harvey, célebre
fisiólogo inglés, descubridor de la circulación de la sangre y el papel del
corazón en su propulsión, todo lo cual sentó las bases de la fisiología
moderna.
Nació el
primeo de abril de 1578 en Folkestone y falleció en Londres el 3 de junio de
1657. En las universidades de Cambridge
(Inglaterra) y Padua (Italia) realizó sus estudios de medicina. Luego ejerció
en Londres y llegó a ser médico del rey Jacobo Primero Estuardo y de su hijo
Carlos Primero de Inglaterra. Desde la
cátedra y a través de su trabajo científico dio a conocer el descubrimiento de
la circulación de la sangre ya intuida a mediado del siglo XVI por el médico
español Miguel Servet.
Guillermo
Harvey fue el primero en diferenciar las venas de las arterias, midió la
capacidad del corazón y descubrió la circulación general o mayor de la sangre.
Más tarde su trabajo fue completado por los científicos Malpighi, quien
descubrió los vasos capilares; Borelli, italiano, demostró la elasticidad de
las arterias, y Hales, inglés, en el siglo XVIII, el primero en medir la presión sanguínea.
Guillermo
Harvey, a quien no le fue nada fácil imponer su tesis, descubrió la circulación
mayor o general al comprobar la función mediante la cual sale del corazón
sangre a todos los tejidos del organismo y de éstos al corazón. La sangre es
impulsada por los ventrículos a través de los grandes vasos, que se conocen
como arterias, y regresan a las aurículas, del mismo órgano, por los vasos
llamados venas.
Dentro de la
circulación mayor existe la llamada aorta, que es la arteria principal del
cuerpo que parte del ventrículo izquierdo del corazón y constituye el tronco
común de las arterias que llevan la sangre oxigenada hacia todas las parte del
cuerpo.
ASESINATO DE SUCRE
4 de junio de
1830. Después de la campaña de Tarqui, de donde regresó victorioso, el Gran
Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, viajó a Bogotá como representante
de los pueblos del Sur en el “Congreso Admirable”.
De regreso a Quito, profundamente decepcionado por el fracaso de la
Gran Colombia y por la intriga y la ambición políticas que pretendieron
inútilmente opacar su gloria y la de Bolívar, escribe a su hermano Jerónimo en
Cumaná y le expresa su deseo de apartarse
para siempre del teatro de las cosas públicas. Expresión premonitoria, pues
su enemigo José María Obando le preparaba una emboscada.
Atravesaba la
selva en dirección a Quito, donde lo aguardaba la Marquesa de Solano y la niña
Teresa, su hija. Iba acompañado de una
corta comitiva, 4 de junio de 1830. Había pernotado en un lugar denominado “Venta Quemada” y cuenta la historia que
de allí salió a menos de las ocho de la mañana de ese día y se internó tomando
la senda de Berruecos.
Debido a lo
estrecho del sendero, las bestias trotaban una tras otras. De repente se oyó
una voz bronca y tenebrosa: ¡General
Sucre! La cabalgadura sintió el
freno repentino y al General al volver el rostro acusó el impacto de tres
proyectiles, uno en el corazón y dos en la cabeza, disparados por los esbirros
de José María Obando, que con los rostros cubiertos de musgos se camuflaron en
la intrincada selva para perpetrar el más horrendo de los crímenes políticos. El
héroe de Ayacucho apenas pudo exclamar: ¡Ay, balazo!
Al día
siguiente, sus ayudantes y dos viajeros levantaron el cadáver y le dieron
sepultura en un campo cercano. Fue exhumado después por el propio Obando en
nombre de la justicia. El Libertador se hallaba en Cartagena y al saber el
infausto suceso, exclamó: “¡Dios Santo,
han matado a Abel!”.
Los asesinos
de Sucre murieron, unos condenados por la Corte Marcial de Bogotá, otros
envenenados y José María Obando, autor intelectual del crimen, murió atravesado
por una lanza en uno de los combates de la Colombia levantisca de entonces. Los
restos de Sucre finalmente fueron trasladados y depositados en Quito en la
Cripta Gran Mariscal de Ayacucho, mandada a construir por el Gobierno de ese
país.
ASCENSIÓN DE LOS MONTGOLFIER
El 5 de junio
de 1873, Santiago Esteban y José Miguel Montgolfier, ambos de nacionalidad
francesa, pasaron a ser los primeros en lograr la ascensión de una nave
espacial, entonces llamada globo, construida de tela y papel.
Los hermanos
Montgolfier realizaron esta obra prodigiosa después de prolongados y pacientes
esfuerzos que tuvieron por base las pasadas iniciativas de los que la historia
reconoce como precursores de los vuelos aerostáticos: San Alberto el Magno, quien a fines del siglo XIII
describió una aeronave similar a la de nuestros días; Rogelio Bacon proponente
de “una nave en el espacio” utilizando una delgada lámina esférica de cobre;
Francisco de Lana, jesuita del siglo XVII, proyector de una aeronave compuesta
por cuatro globos, una barquilla de mimbre y una vela similar a la de los
buques.
Ante el
sombro de la pequeña ciudad francesa de Annonay, los hermanos Montgolfier
lograron en 1783 - año por cierto del natalicio de
Bolívar - remontar un globo de tela y papel
saturado de humo procedente de una hoguera alimentada con carbón vegetal.
El emperador
Luis VI, maravillado por la invención de los hermanos Montgolfier, ofreció su
más decidida colaboración, la que fue aprovechada para la ascensión de un
segundo globo del que pendía una cesta con un gallo, un pato y una oveja, el
vuelo duró ocho minutos y la extraña tripulación fue rescatada sin novedad.
Avivado el
entusiasmo del Emperador por este segundo éxito ofreció más recursos y propuso
que el tercer vuelo fuese tripulado por un humano y ordenó que se eligiera un
criminal condenado a muerte. Pero fue disuadido por el cronista de la corte,
Pilatre de Rozier, quien se ofreció entusiasta y voluntariamente. Pilatre se elevó exitosamente hasta 27 metros,
inscribiendo su nombre en una etapa decisiva del progreso humano que está
culminado hoy con los vuelos interplanetarios que nos sumerge en los
insondables misterios del universo.
VELÁSQUEZ,
EL GRAN PINTOR DEL SIGLO XVII
6 de junio de
1599. Agoniza el siglo dieciseis cuando Juan Rodríguez de Silva y Jerónima
Velásquez, dieron al mundo un virtuoso de la pintura. La ciudad de Sevilla no
pudo conmoverse por aquel nacimiento
desapercibido. Quizás, si para la época hubiera existido aquellos magos y profetas
que anunciaron el advenimiento del Mesías, la hermosa ciudad española habría
vibrado de gozo por el nacimiento de Diego de Silva Velásquez porque los
videntes hubieran anunciado la llegada de un artista cuyas obras impresionarían
a la humanidad.
Obras
pictóricas al natural, reales, superiores al retrato, imágenes atrapadas
fielmente, con toda su vibración espiritual, son las de este Maestro de la
pintura universal. Los Borrachos, o el Triunfo de Baco, el Retrato del Papa
Inocencio X, La Venus del Espejo, Las Hilanderas, Las Meninas, son entidades
visuales puras en que al decir de Ortega y Gasset, advertimos “que las cosas están ahí, que surgen,
sorpréndenos con aire espectral en el ámbito misterioso, indiferente al bien y
al mal, a la verdad y fealdad, que es la existencia”.
Velásquez
nació el 6 de junio de 1599 en la ciudad
de Sevilla y murió en Madrid a la edad de 61 años. Casi toda su vida trascurrió
en la madre patria. Apenas viajó dos veces a Italia estimulado por el gran
pintor flamenco Pedro Pablo. Durante su doble visita conoció y estudió los
grandes tesoros artísticos de ese país lo que le valió para imprimirle mayor
delicadeza y jugosidad a sus lienzos. Unas de las últimas obras del pintor fue
Las Meninas, o la familia de Felipe IV, considerada la obra cumbre española de
todos los tiempos y la que, según Luca Giordano, constituye “la teología de la pintura”. En ella
Velásquez consigue su más supremo anhelo: retratar la luz y plasmar la vida
misma. La obra de este luminoso pintor español fue completa, perfectamente
acabada y a pesar de los siglos trascurridos, nada ni nadie ha podido opacarla.
Velásquez brilla en el firmamento del arte, con luz propia, inconfundible.
CHILE Y VENEZUELA
COMPRISO
DE ORDEN CONTINENTAL
7 de junio de
1962. Compromisos del mismo estilo y contenido firmado por Venezuela y Colombia
en el Palacio de San Carlos de Bogotá con el fin de prever una intensificación
del intercambio cultural y acatamiento recíproco al principio de no
intervención, fue firmado el 7 de junio de 1962 por nuestro país y la República
de Chile, en aquella ocasión representados por los cancilleres Carlos Martínez
y Marcos Falcón Briceño, de los hermanos países del Sur y norte
respectivamente.
El histórico
documento, denominado “Declaración de
Santiago”, consagra una total reafirmación de fe en que los problemas
existentes entre las naciones puedan resolverse por vía pacifica para lo cual
existen medios que contempla la organización mundial de naciones.
El documento
expresa la necesidad de eliminar todo colonialismo, defender los principios de
la autodeterminación de los pueblos y la no intervención en los asuntos
internos de otros estados así como
respeto a los compromisos internacionales.
Los
Cancilleres firmantes de la “Declaración de Santiago”, convienen en mantener
una orientación política exterior fundamentada en los principios de la Carta de la Naciones Unidas, al tiempo
que se pronuncian claramente contra los experimentos atómicos y la carrera
armamentista.
Asimismo,
ambos países convienen en apoyar la creación de un organismo que se interese
por el desarrollo de los intercambios culturales en el hemisferio, y en
reafirmar su decisión de trabajar para perfeccionar los instrumentos del
sistema americano. Por último, reiteraron su determinación de resolver por
medios pacíficos cualquier diferencia que surja entre países americanos.
MUERTE DE NERÓN
8 de Junio
del 68. Ocurrió la muerte del Emperador
Nerón. Fue, en términos generales, un suicidio porque dejó de existir por
voluntad propia. Ordenó a uno de sus esclavos que ejecutaran su último deseo:
el de morir, porque derrumbado estaba todo el
imperio que había levantado sobre las
crueldades y la sangre de sus víctimas.
El imperio
romano comenzó con Octavio, luego reinaron Augusto, el más brillante de los
emperadores romanos; Tiberio, el tirano sangriento; Calígula, el monstruo que
lamentó que no tuviera el pueblo romano una sola cabeza para cortarla de un
solo tajo; Claudio, el más instruido e inteligente pero también el más débil
que se dejó gobernar por sus mujeres Mesalina y Agripina, hasta que apareció
Nerón, el más cruel, el más sanguinario, cuyo solo nombre nos recuerda los
inhumanos encuentros del circo y la gran persecución de los cristianos que como
ratas se escondía en las catacumbas.
Nerón era
hijo adoptivo de Claudio, quien a la muere de Mesalina se casó con Agripina,
madre de Nerón. Y cuenta la historia que
Nerón designado sucesor de su padrastro, ascendió al trono después de
envenenarlo. Cifraba entonces los dieciocho años y sus maestros Séneca y
Afranio lo habrían preparado para
hacerle frente a su porvenir de Imperator. Al principio fue amado por todo el
pueblo, que se entusiasmaba por su generosidad, su ingenio y habilidad y
cuéntase que cuando se le presentó la primera sentencia de muerte que debía
firmar, exclamó: “¡Quisiera no saber
escribir!”. Pero muy pronto se cansó de su generosidad y dio riendas sueltas a sentimientos perversos que lo llevaron a desconfiar de sus maestros y
hasta de su propia madre, la que hizo asesinar con un centurión. Fueron
innumerables sus víctimas, entre ellas, su hermanastro Británico, su mujer Octavia, el poeta Petronio
y muchos nobles que murieron por orden suya. Incendió a Roma mientras
se deleitaba con su lira y luego atribuyó el crimen a los cristianos, contra
quienes desató la más feroz persecución. Tanta tiranía y crueldad precipitaron
la caída de Nerón con los levantamientos de Vindez y Galba, a quienes se unió
el pueblo y el Senado. Al verse derrotado, ordenó a su esclavo más cercano que
le diera muerte. Entones exclamó: ¡Que
artista pierde el mundo!
JOSÉ MANUEL AGOSTO MÉNDEZ
9 de junio de
1872. El nombre del hombre se encumbra y adquiere el poder de la imanación
emocional cuando su obra ha sido socialmente útil y se ha prodigado con
nobleza. Es por ello que el nombre del doctor José Manuel Agosto Méndez, de
quien hoy se recuerda su nacimiento, ocupa sitial digno en el corazón de los
bolivarenses. Porque es toda una síntesis de lo que él fue e hizo con
desprendimiento y lealtad en beneficio del pueblo.
Su vocación
es tanto ayer como hoy de la más digna y necesaria y en ella se educó con el
tesón y la inquietud de quien siente sobre su conciencia el peso de una
humanidad en trance. El doctor Agosto Méndez fue Médico. No un Médico cursado o recibido en
Londres o Paris. Ni siquiera en Caracas, sino en el Colegio Nacional que hasta
1904 existió en Ciudad Bolívar. Pero fue un médico en el sentido cabal de la
palabra. Un “verdadero sacerdote de la
medicina” como bien señala Adán Blanco Ledezma en su “Tópicos y semblanzas”. Yo digo más, fue un humanista, pero no un
humanista nostálgico sino desentrañador de la verdad interrogando a cada paso
la naturaleza misma. Humanista porque supo estudiar y comprender a su semejante
y su mundo, porque supo entender su posición en la vida y lo que se podía hacer para ayudarlo a
cuidar y conservar la salud del habitante.
El estudio
constante de la medicina y su experiencia acumulada en la diaria labor
asistencial, lo llevaron a escribir en desenvuelta prosa: “Perfiles Médicos” (2 Tomos), “Evolución de la Medicina en
Guayana” y “Horas de un Médico”. Pero su misión no
se reduce solo a ayudar con un poco de ciencia, simpatía y comprensión al
enfermo, sino que funda centros de salud pública y en su ardiente deseo de
servir mejor en tal sentido y en otros aspectos de la vida ciudadana, ejerce
cargos de dirección en la Asistencia Pública y en la administración municipal y
Estadal, y en ese constante desiderátum de servir y de estar en sintonía con el
alma de la gente, el Médico afina su sensibilidad y canta al amor y a la
belleza en magníficos versos registrados en doce poemarios. De suerte que,
además de médico, J. M. Agosto Méndez
fue bardo y un servidor público de resaltantes cualidades que no le
impidieron, sin embargo, morir en la más
digna pobreza.
DÍA DE PORTUGAL
10 de junio
de 1910. Hoy es el Día Nacional de Portugal, país que conjuntamente con
España constituye la Península Ibérica. Portugal queda en el reborde occidental
ocupando la mayor parte de la faja atlántica. Son casi diez millones de
habitantes portugueses los que se aprestan hoy a celebrar este día que es
símbolo de su emancipación, aunque empañada algunas veces por la sombra de
gobernantes autoritarios como Antonio de Oliveira Salazar, quien se mantuvo en
el Poder desde 1932 hasta 1974.
La
historia de este país europeo comienza con los primitivos habitantes
constituidos en una federación de tribus que opuso a la conquista romana una
resistencia tenaz. Después de la caída del imperio romano, los suevos la dominaron
hasta ser vencidos por el rey visigodo Leovigildo. Portugal llegó a convertirse
en potencia marítima gracias a
exploraciones y descubrimientos en África, Asia y América impulsados por el infante Enrique “El
Navegante”.
Por derechos
hereditarios, Felipe II de España
reclamó la corona portuguesa en 1580 e incorporó a Portugal a sus dominios,
respetando sus leyes y autonomía. Igualmente hicieron los reyes sucesores
Felipe III y Felipe IV.
Recuperó su independencia posteriormente con la proclamación al reinado
del Duque de Braganza. La monarquía finalmente fue abolida tras una lucha entre
absolutistas y liberales que terminó con el establecimiento de la República.
Portugal, territorialmente
dos veces menos extensa que el Estado Bolívar, tiene como capital a Lisboa,
ciudad donde reside el Gobierno, que de
acuerdo con la Constitución de 1976, revisada en 1982, contempla la construcción de una sociedad
socialista. Los órganos de soberanía son
el Presidente, la Asamblea de la República y el Gobierno. El Presidente es electo popularmente por un
período de cinco años y designa al Primer Ministro y a los miembros del
Gobierno. La Asamblea funciona con 250 miembros elegidos por cuatro años.
RICARDO STRAUSS
11 de junio
de 1864. El apellido Strauss es célebre en la carrera de la música. Strauss se llamó Oscar, el compositor
austriaco de operetas, autor del sueño de
un vals. Strauss se llamó Johann,
también austriaco, iniciador de la dinastía musical de su apellido y quien
popularizo numerosos valses. Strauss se
llamó Joseph, hijo del anterior, llamado Rey
del vals, autor del hermoso Danubio
Azul, Rosas del Sur, Cuentos de los Bosques de Viena. Y Strauss se llamó también Ricardo, nacido un
día como hoy (11 de junio de 1864), en la ciudad germana de Munich, capital del
antiguo reino de Baviera, cuna del movimiento nazi. En esa ciudad remota nació
Ricardo Strauss, compositor de exuberante fantasía y dinámica orquestación que le han valido un lugar de primera fila en
la música contemporánea.
Narra la
historia del arte que Ricardo Strauss dio sus primeros frutos musicales a la edad de seis años, despuntando 20
años después con su poema sinfónico “Don Juan” en el que destacan los dotes
de originalidad y vigor que lo hicieron famoso.
Ricardo Strauss,
aconsejado por su maestro Ritter, estudió en Italia y desde allá dió a conocer
sus composiciones “Muerte y
Trasfiguración”, Macbeth, Don Quijote y Sinfonía Doméstica.
Su obra ha si
criticada de desigual, aunque bella siempre y contraria a las tradiciones
musicales. “Sus efectos orquestales
alcanzaban profundas consecuencias emotivas y modificaban principios tenidos
por inconmovibles”. En 1905, hasta sus más enconados críticos se vieron
obligados a ceder ante su ópera “Salomé”,
basada en un poema de Oscar Wilde, que fue estrenada con éxito en el teatro de
la opera de Dresde, después de haber sido rechazada por varias empresas y
compañías”. Las composiciones de Ricardo
Strauss se circunscriben fundamentalmente a óperas y poemas sinfónicos
ineludibles en cualquiera grabación de los clásicos. Vale decir también que se distinguió en la
dirección de orquestas importantes.
EL FUTBOL DECLARADO ILEGAL
12 de junio
de 1349. El Balompié, mejor conocido como Fútbol, deporte que tiene su
origen en Europa, especialmente entre los griegos y romanos, fue declarado
ilegal por el rey de Inglaterra Eduardo III, debido a la forma ruda como se
jugaba en aquella época y que fue causa de muchas muertes.
Este ágil
deporte de nuestra época sólo adquiere dimensiones de tal a mediados del siglo
pasado cuando se establecieron reglas y disciplinas funcionales, muy ceñidas
por cierto, a las que regían en los colegios ingleses de Westminster y Harrow,
a los que por tal motivo se les considera la cuna de este deporte, que sin duda,
es uno de los más populares del mundo.
El balompié o
fútbol, se juega entre dos bandos o equipos de once personas cada uno, que se
disputan una pelota con el fin de llevarla al campo contrario hasta
introducirla en la meta o portería enemiga.
Cada vez que esto ocurre se produce un gol, nombre que se da al punto
así obtenido. El bando o equipo victorioso resulta ser el que introduce más
goles.
La primera
asociación de fútbol se constituyó en Londres en el año 1863 y Francia tuvo la
iniciativa de la Federación Internacional de las Asociaciones de Fútbol, y de
ella derivó la denominada FIFA en 1904, para la dirección y reglamentación
mundial de este deporte.
A partir del
año 1908 el fútbol comenzó a participar en los Juegos Olímpicos a partir de la
VI Olimpiada celebrada en Londres. En 1951 figuró, asimismo, en los primeros
juegos Panamericanos realizados en Buenos Aires.
NATALICIO DE JOSÉ ANTONIO PÁEZ
13 de junio de 1790. En un apartado pueblo de Acarigua
que antes perteneció a Barinas, nació José Antonio Páez, el venezolano que hizo
de las pampas de su patria un baluarte en la lucha por la libertad y, el
venezolano que también dio grandes lecciones de valor y de civismo a pesar de
su escasa cultura y de su origen humilde.
A la edad de ocho años aprendió las primeras letras en
Guama, del Estado Yaracuy. Luego un cuñado lo hizo bodeguero y lo aplicó con
éxito en los menesteres de la agricultura. A la edad de 17 años era todo un
peón de hatos que medía sus fuerzas con sus compañeros y que hacía alarde de sus
músculos y del ingenio que lo trasformó en hombre superado para competir
independientemente de sus patrones en la compra y venta de ganado.
La vida militar de Páez, desprovista de toda orientación
académica, hijo del medio y de las circunstancias, comienza en 1810 al ponerse
al lado de los patriotas que desde Caracas lanzaron el grito de independencia.
Páez, aprendió mucho de la astucia de Boves y a la muerte de éste se posesionó
de sus dominios y cumplió la enorme tarea de convencer a los hombres que sabían
montar a lomo de caballo y soportar los rigores del sol y del hambre y
orientarlos por el camino de la lucha patriótica. Los llaneros que siguieron a
Boves hasta Urica, eran llaneros descarriados que no sabían con quién ni por
que luchaban, con Páez aprendieron
los hombres del llano esa lección de patriotismo que defendieron con las lanzas
y a fuerza de trotar por las sabanas. Las Queseras del Medio y La Batalla de Carabobo son hitos que
enaltecen a este guerrillero indomable de los Llanos.
Fundada la Gran
Colombia por Bolívar, en 1821, Páez
quedó como gobernante del departamento venezolano. En 1830, Venezuela
declaró su separación de Colombia y recobró su status de República soberana,
libre e independiente mediante una Constitución sancionada en Valencia por un
Congreso que lo eligió en su primer presidente. En alternados períodos y en
medio de convulsiones políticas desastrosas, Páez ayudo a caminar al país por
la senda republicana. También como muchos benefactores de la patria transitó el
sendero escabroso del exilio hasta que al fin en 1873 dejó de existir en Nueva
York. Sus restos fueron repatriados en
1888 y reposan actualmente en el Panteón Nacional.
MUERTE DE GIACOMO LEOPARDI
El 14 de junio de
1837 murió en Nápoles, Giacomo Leopardi, uno de los más grandes poetas
italianos de todos los tiempos. Los
literatos peninsulares lo reconocen como el mayor poeta lírico de la Italia del
siglo dieciocho.
Murió cuando
intentaba escribir la última estrofa de “El
ocaso de la luna”, poema de una tristeza infinita. Entonces tendió el lápiz a su amigo Antonio
Ranieri para dictársela por falta de fuerza ya a punto de expirar. Antonio
Ranieri era un napolitano muy amigo que trataba de hacerle ver y creer el optimismo
que escasamente traducían sus escritos.
Leopardi era un filósofo y filólogo ganado por un
sentimiento pesimista nada beneficioso para su salud frecuentemente afectada
por el asma y alguna vez por la ceguera.
Pero no obstante el pesimismo, lo más importante que se descubre en su obra es esa exquisita sensibilidad y notable perfección
formal siempre presentes.
Nació este poeta italiano en Recanati (1790) y por ser de familia aristocrática
tuvo siempre facilidades para satisfacer su voraz vocación de intelectual. Aprendió latín, griego y hebreo y algunas
lenguas modernas. A los 18 años ya era
un erudito con buena formación filológica y había traducido el primer canto de
la Odisea de Homero y el segundo
libro de la Eneida de Virgilio.
Escribió poesía
melancólica como El Infinito, La tarde
del día de fiesta, A la luna, El sueño o la vida solitaria; satírica,
idílica, y hasta un canto patriótico
para su país, pero vivió bajo la fijación de la muerte, acaso por lo frágil de
su salud que no hallaba estabilidad en las ciudades en las que trató de
encontrarla. En 1816 escribió “La aproximación de la muerte”, un
trabajo en el cual él siente la muerte como una liberación.
Giacomo Leopardi
definía la poesía como “un fogonazo interior, rápido y secreto”
y en razón de ella afirmaba que la verdadera poesía solo puede ser lírica,
aunque muy bien esa idea poética espontánea se puede meditar, elaborar y
perfeccionar tanto su musicalidad como sus imágenes.
GUERRA A MUERTE
El 15 de junio de 1813, Simón Bolívar dictó en Trujillo
el terrible Decreto de Guerra a Muerte que hoy espantaría a la sociedad
universal y cuya justificación aún discuten
políticos, militares e
historiadores.
Durante la campaña
libertadora de 1813, Bolívar recibió información de torturas y asesinatos en
masa realizados por la soldadesca del rey:
“por todas partes encontraba nuestro ejército cadáveres mutilados de
mujeres y niños, montones de hombres asesinados y jóvenes hermosas enteramente
desnudas y expuestas a la lúbrica e impúdica vista de soldados, por haber sido
saqueadas por aquellos salteadores”
Las crueldades
tenían culpables: Domingo de Monteverde, Francisco Cervériz, Antonio Zoazola,
Pascual Martínez, Lorenzo Fernández de
la Hoz, José Yañez y Francisco Rosete.
“…El templo de Dios
vivo profanado, sus puertas hechas pedazos con la hacha homicida, sus naves
salpicadas con sangre inocente, sus altares, ¡Qué horror, qué abominación! El
lugar destinado al suplicio de las víctimas que sacrificó con su sacrílega mano
el feroz e inmoral Rosete. Tal es el
espectáculo horroroso que he presenciado al llegar al desgraciado pueblo de
Ocumare (…) Antoñanzas inmoló 400
víctimas en San Juan de los Morro. Los
postes conservaban los brazos insepultos de aquello infelices…”
He aquí lo que se
decía en aquellos días tenebrosos y que llevó al Libertador el 8 de junio a
exclamar en Mérida: “Nuestro odio será implacable la guerra será a muerte”,
preludio de lo que sería en Trujillo con el llamado Decreto de guerra a muerte que finalizaba en los siguientes término
de la siguiente manera: “…Españoles y canarios, contad con la muerte aun siendo
indiferentes, si no obráis activamente
en obsequio de la libertad de Venezuela.
Americanos, contad con la vida, aún cuando seáis culpables”.
TELEGRAMA FATAL
El 16 de junio de 1903, el Presidente de la República,
Cipriano Castro, envió un telegrama al General Nicolás Rolando, dispuesto a
aceptar la entrega pacífica de Ciudad Bolívar a cambio de garantías para todos
los oficiales implicados en la Revolución Libertadora, menos para el General Ramón Cecilio Farreras, quien
aspiraba un pasaporte para trasladarse al exterior.
Telegrama fatal, pues constituía la réplica invariable y
definitiva del primer Mandatario de la República rompiendo con todo avenimiento
que tuviese como fundamento el indulto para Farreras. El General Rolando exigía cumplimiento de todas las condiciones
o nada, de lo contrario llevaría la lucha hasta el final contra las Fuerzas del
Gobierno comandadas por el General Juan Vicente Gómez.
Para Castro, Farreras era un traidor que debía pagar un
alto precio por su falta. Porque entregar la fortaleza de El Zamuro al enemigo
del Gobierno era acto que no merecía ni un ápice de tolerancia de su parte,
costara lo que costase. Y sumido en esa estrechez de espíritu y en esa terrible confusión de orgullo y
mezquindad, concedió más valor al destino de un hombre que a los centenares de
víctimas de aquel cruento suceso que estalló en la madrugada del 20 de julio de
1903.
Con la victoria de Ciudad Bolívar y la captura del
General Rolando y de sus principales oficiales, el Gobierno declaró sellada la
paz de la República, después de un período de cincuenta meses de guerra
iniciado el 23 de mayo de 1899. Vencida la Revolución Libertadora, el general
Castro gobernó tranquilamente durante cinco años más, al final de los cuales
debió, por enfermedad, viajar a Europa. Se embarcó en el vapor francés
“Guadalupe” dejando encargado de la
Presidencia a su compadre Juan Vicente Gómez, quien se estacionó en el Poder
durante 27 años.
RUFINO BLANCO FOMBONA
El 17 de junio de 1874 nació en la ciudad de Caracas el
ilustre venezolano Rufino Blanco Bombona, quien estuvo preso en Ciudad Bolívar
tras ser Gobernador de Amazonas.
Falleció en Buenos Aires el 16 de octubre de 1944, a la edad de 70 años.
Se distinguió este venezolano como escritor, historiador, polígrafo y poeta de
relevantes dotes. Combatió la dictadura de Juan Vicente Gómez y para no
sufrirla prefirió radicarse en Europa.
En Madrid fundó una Editorial que le sirvió, a la vez que de apoyo
económico, de medio para difundir sus ideas de escritor y para cumplir al mismo
tiempo una labor de difusión y cultura de gran valor.
Más de cuarenta obras literarias escribió Rufino Blanco
Fombona y de ellas sobresalen: Trovadores y trovas (su primer libro), El
Conquistador Español del siglo XVI, La
evolución política y social de Hispanoamérica,
El Hombre de Oro, El Hombre de
Hierro, El modernismo y los poetas
modernistas, Cuentos Americanos y Pequeña Opera Lírica, prologada por Rubén
Darío
Estudió Derecho y Filosofía, pero al poco
tiempo abandonó la carrera e ingresó a
la Academia Militar. Participó en la
Revolución Legalista. Fue Cónsul de
Venezuela en Filadelfia, Agregado de la Legación venezolana en Holanda, Cónsul
de Santo Domingo en Boston, y Cónsul de Venezuela en Ámsterdam, Cónsul de
Paraguay en Toulouse y otras ciudades de Francia.
Cipriano Castro lo nombró Gobernador del
Territorio Amazonas, cuya capital entonces era Río Negro (1905), donde se opuso
al monopolio del caucho que lo indujo a un lance personal y a consecuencia de
ello su detención en la Cárcel Vieja de Ciudad Bolívar, donde escribió “El Hombre de Hierro”, una novela de “chatura burguesa” y en
la que se refleja un tanto la humanidad del autor y el “reflejo mágico”
de la Caracas de su tiempo.
Al salir en libertad volvió a Europa y
durante su permanencia de años en la ciudad de Madrid llegó a intervenir en
política y fue designado gobernador civil de
las provincias de Almería y Navarra. Después de la caída del dictador
Juan Vicente Gómez, regresó a Venezuela, ingresó a la Academia de la
Historia y colaboró con el gobierno del
General Eleazar López Contreras desde la magistratura regional del Estado
Miranda Se hallaba de viaje en la
Argentina cuando falleció.
BATALLA DE WATERLOO
Fue el 18 de junio de 1815 cuando se libró la célebre
Batalla de Waterloo que puso término a la carrera política y militar de
Napoleón Bonaparte, Emperador de Francia y quien logró dominar gran parte del
continente europeo a comienzos del siglo diecinueve.
Regresado de la isla de Elba donde pagaba en exilio el
fracaso de su invasión a Rusia y la pérdida de la batalla de Lepzig que volvió
el reino a Luis XVIII, Napoleón se restituyó de nuevo en el poder y
realizó grandes preparativos militares para hacerle frente a sus
enemigos ingleses, austriacos, prusianos
y holandeses.
La batalla se libró en la fecha señalada, desde las
11:30 de la mañana hasta pasadas las cuatro de la tarde, a 16 kilómetros al
sudeste de Bruselas (Bélgica). Las fuerzas aliadas integradas por británicos,
prusianos, holandeses y alemanes, estaban comandadas por el general británico
Arturo Wellesley, duque de Wellington. El general inglés disponía de 93 mil
británicos, alemanes y holandeses y ll6 mil prusianos. Las fuerzas francesas la
integraban 124 mil hombres activos y 65 mil en posición de retaguardia. El
ejército aliado estaba dispuesto para la lucha en dos cuerpos y conservaba una
distancia de varias horas del ejército francés.
Napoleón decidió atacarlos por separado. Primero atacó al ejército
prusiano y lo derrotó, luego marchó contra Wellington y esperaba la llegada de
Grouchy con 33 mil hombres para el golpe definitivo, pero Grouchy equivocó el
camino que debía seguir y no cumplió las últimas órdenes de su jefe, lo mismo
ocurrió con el Mariscal Miguel Ney, por lo que el ejército inglés ayudado en
el momento más difícil por los
prusianos, logró derrotar al ejército de Napoleón. Los 33 mil hombres del
ejército francés que comandaba Grouchy no cerraron el paso al enemigo y
tampoco combatieron.
Esto significó la
causa de la derrota de Napoleón y de aquí que la historia juzgue severamente a
este general francés al igual que al Mariscal Ney. Los franceses perdieron 40
mil hombres y 22 mil los aliados.
Derrotado Napoleón en la batalla más cruenta de la historia moderna,
abdicó por segunda vez y se entregó prisionero.
Esta vez fue a parar a la isla de Santa Elena, donde terminaron sus días mientras la monarquía borbónica
quedaba de nuevo restaurada en la Francia revolucionaria.
LA REPÚBLICA DE EGIPTO
El 19 de junio de 1953 se constituyó oficialmente la
República de Egipto y se
echó por tierra la nomarquía independiente surgida con Fuad I y su hijo
Faruk.
A raíz de la primera guerra mundial, Egipto se deshizo
del dominio turco, pero quedó bajo el protectorado de la Gran Bretaña hasta
1922 que surgió la Monarquía independiente con Fuad I como rey. No obstante, Gran Bretaña mantuvo la
ocupación militar bajo el pretexto de velar por la seguridad del tránsito en el
canal de Suez y de las comunicaciones del imperio británico a través de Egipto.
Esta ocupación duró solo hasta 1936, limitándola solamente al canal.
A la muerte del rey Fuad I, ascendió al trono el rey
Faruk, pero en 1952 estalló una revolución y abdicó a favor de su hijo de siete
meses, abdicación ésta que se quedó en el formalismo circunstancial pues poco
meses después la revolución cristalizó
en el propósito de convertir a Egipto en una República, gobernada al principio
por una Junta Militar titulada Comando del Mando Revolucionario, presidida por
el General Naguib. Un año después dimitió y lo sucedió el coronel Gamal Abdel Nasser, quien se alejó de
occidente, se liberó definitivamente de la intervención británica en el canal
de Suez, estableció la República Árabe Socialista e inició un conflicto bélico
contra Israel.
Muerto Nasser en 1971, su sucesor, Anwuar al-Sadat,
liberó la economía y la política, reanudó su acercamiento con occidente,
especialmente con los Estados Unidos a través de la diplomacia de Kissinger y
estableció la paz definitiva con Israel. Sadat, debido a este cambio radical,
fue asesinado por fundamentalistas musulmanes en octubre de 1981. Le sucedió Hosni Mubarat, quien continuó su
política.
Egipto, un país del África, situado entre el desierto de
Libia, el Mar Rojo, Israel y
el Mediterráneo, cuenta con una población de 70 millones de habitantes,
la mayoría de la religión islámica. Su
capital el Cairo, junto al delta del Nilo, poblada durante más de seis mil
años, es la ciudad más grande del
África.
LA REPÚBLICA DE EGIPTO
El 19 de junio de 1953 se constituyó oficialmente la
República de Egipto y se
echó por tierra la nomarquía independiente surgida con Fuad I y su hijo
Faruk.
A raíz de la primera guerra mundial, Egipto se deshizo
del dominio turco, pero quedó bajo el protectorado de la Gran Bretaña hasta
1922 que surgió la Monarquía independiente con Fuad I como rey. No obstante, Gran Bretaña mantuvo la
ocupación militar bajo el pretexto de velar por la seguridad del tránsito en el
canal de Suez y de las comunicaciones del imperio británico a través de Egipto.
Esta ocupación duró solo hasta 1936, limitándola solamente al canal.
A la muerte del rey Fuad I, ascendió al trono el rey
Faruk, pero en 1952 estalló una revolución y abdicó a favor de su hijo de siete
meses, abdicación ésta que se quedó en el formalismo circunstancial pues poco
meses después la revolución cristalizó
en el propósito de convertir a Egipto en una República, gobernada al principio
por una Junta Militar titulada Comando del Mando Revolucionario, presidida por
el General Naguib. Un año después dimitió y lo sucedió el coronel Gamal Abdel Nasser, quien se alejó de
occidente, se liberó definitivamente de la intervención británica en el canal
de Suez, estableció la República Árabe Socialista e inició un conflicto bélico
contra Israel.
Muerto Nasser en 1971, su sucesor, Anwuar al-Sadat,
liberó la economía y la política, reanudó su acercamiento con occidente,
especialmente con los Estados Unidos a través de la diplomacia de Kissinger y
estableció la paz definitiva con Israel. Sadat, debido a este cambio radical,
fue asesinado por fundamentalistas musulmanes en octubre de 1981. Le sucedió Hosni Mubarat, quien continuó su
política.
Egipto, un país del África, situado entre el desierto de
Libia, el Mar Rojo, Israel y
el Mediterráneo, cuenta con una población de 70 millones de habitantes,
la mayoría de la religión islámica. Su
capital el Cairo, junto al delta del Nilo, poblada durante más de seis mil
años, es la ciudad más grande del
África.
LA REINA VICTORIA
El 20 de junio de 1837, a la edad de 18 años, fue
coronada Victoria, Reina de
Inglaterra e Irlanda. También, años más
tarde, en 1876, ostentó el título de Emperatriz de la India.
La Reina Victoria de Inglaterra sucedió en el trono a su
tío Guillermo IV por carecer éste de descendientes directos. Esto aconteció en
1837. Trece años después, contrajo matrimonio con el príncipe Alberto de
Sajonia Coburgo. De ambos nacieron cinco hijas y cuatro hijos, casados todos
con figuras de la realiza europea, que
le dieron cuarenta nietos.
Solo 21 años duró su matrimonio con el príncipe Alberto.
La muerte de quien fue su más leal colaborador, significó para la Reina
Victoria un cambio radical en su vida, pues la “Viuda de Windsor”, como fue llamada desde entonces, suspendió
todas las actividades públicas y sociales, se dedicó a una vida sencilla, y sin
mayores exigencias.
Victoria Primera reinó por espacio de 63 años y durante
ese tiempo, La Gran Bretaña alcanzó su más grande poderío convirtiéndose en la
primera potencia mundial. Como la era
victoriana, se recuerda aquella época de grandeza y esplendor.
Este miembro de la dinastía de Windsor gobernó con
acierto y extendió su imperio por todo el globo, gracias al asesoramiento
buscado por ella en los más notables estadísticas y políticos de la época,
especialmente del primer ministro Lord
Melbourne, jefe del Partido Liberal, quien ejerció marcada influencia en el pensamiento político
de la reina.. Murió Victoria el 22 de enero de 1901 y la sucedió
Eduardo VII, uno de sus cuatro hijos. Dos grandes jubileos se celebraron en su
honor, el primero, a los 50 años de su reinado, y el segundo, jubileo de
diamantes, celebrado diez años después.
La Reina Victoria gobernó desde 1837 a 1901, lo que
representa el reinado más largo de la historia de Inglaterra. Durante su tiempo Gran Bretaña se consolidó
como gran potencia y la clase media logró privilegios de ascenso muy
importantes.
LA REINA VICTORIA
El 20 de junio de 1837, a la edad de 18 años, fue
coronada Victoria, Reina de
Inglaterra e Irlanda. También, años más
tarde, en 1876, ostentó el título de Emperatriz de la India.
La Reina Victoria de Inglaterra sucedió en el trono a su
tío Guillermo IV por carecer éste de descendientes directos. Esto aconteció en
1837. Trece años después, contrajo matrimonio con el príncipe Alberto de
Sajonia Coburgo. De ambos nacieron cinco hijas y cuatro hijos, casados todos
con figuras de la realiza europea, que
le dieron cuarenta nietos.
Solo 21 años duró su matrimonio con el príncipe Alberto.
La muerte de quien fue su más leal colaborador, significó para la Reina
Victoria un cambio radical en su vida, pues la “Viuda de Windsor”, como fue llamada desde entonces, suspendió
todas las actividades públicas y sociales, se dedicó a una vida sencilla, y sin
mayores exigencias.
Victoria Primera reinó por espacio de 63 años y durante
ese tiempo, La Gran Bretaña alcanzó su más grande poderío convirtiéndose en la
primera potencia mundial. Como la era
victoriana, se recuerda aquella época de grandeza y esplendor.
Este miembro de la dinastía de Windsor gobernó con
acierto y extendió su imperio por todo el globo, gracias al asesoramiento
buscado por ella en los más notables estadísticas y políticos de la época,
especialmente del primer ministro Lord
Melbourne, jefe del Partido Liberal, quien ejerció marcada influencia en el pensamiento político
de la reina.. Murió Victoria el 22 de enero de 1901 y la sucedió
Eduardo VII, uno de sus cuatro hijos. Dos grandes jubileos se celebraron en su
honor, el primero, a los 50 años de su reinado, y el segundo, jubileo de
diamantes, celebrado diez años después.
La Reina Victoria gobernó desde 1837 a 1901, lo que
representa el reinado más largo de la historia de Inglaterra. Durante su tiempo Gran Bretaña se consolidó
como gran potencia y la clase media logró privilegios de ascenso muy
importantes.
CONGRESO DE PANAMÁ
22 de junio de 1826.-El Libertador Simón Bolívar soñó en
sus tiempos turbulentos con la unión panamericana. Quería que se erigiera un
monumento a la hermandad de las Américas independientes sometidas a una ley
común. Una Confederación Hispano-Americana
para resolver por la vía pacífica y también para que las mismas se abrigaran
bajo un convenio de cualquier ataque extranjero.
Esto pensó el Libertador y desde la capital del Perú
suscribió una circular dirigida a todos los gobiernos que se habían adherido a
la idea de este Congreso, fijando la
ciudad de Panamá como la sede de la primera reunión. El Congreso se instaló el
22 de junio de 1826 y deliberó hasta el 5 de julio, con la asistencia de Colombia, Perú, México y
Centro-América, representada cada una por dos
delegados, entre los que figuraban Pedro Gual y Pedro Briceño Méndez por
Colombia. Las demás naciones no respondieron a esta necesidad americana
planteada por Bolívar, en cambio Gran Bretaña y Holanda enviaron agentes
observadores, pues temían que las nuevas naciones cayeran bajo la hegemonía de
los Estados Unidos, país que no envió delegados ni estuvo de acuerdo.
En este Congreso de Panamá convocado por Bolívar se
concertó un pacto de confederación de las naciones americanas, que debía ser
ratificado en Tacubaya, población cercana de México, pero esto nunca
cristalizó, no obstante sirvió para alentar entonces el naciente ideario
panamericano que cien años después, en 1948, se plasmó aunque con muchos
defectos en la Carta de la Organización de los Estados Americanos.
En ese Congreso
del istmo se acordó un tratado perpetuo de unión y confederación, la creación
de un Ejército interamericano para la defensa común y la renovación bianual del
Congreso, al que se podrían sumar otros países.
Los acuerdos sólo fueron ratificados por la Gran Colombia y no tuvieron
consecuencias efectivas. Bolívar fue el primer precursor del panamericanismo y
junto a él proclamaron la idea hombres
ilustres como San Martín, Miranda, Monteagudo y otros.
JOSEFINA EMPERATRIZ DE FRANCIA
Su nombre completo era María Josefina Rose Tascher de la Pagerie, nacida en la isla
francesa de Martinica, en el extremo oriental del Mar Caribe. A la edad de 16
años contrajo matrimonio con el vizconde de Beauharnais, de quien tuvo dos
hijos, Hortensia y Eugenio. Su esposo fue aguillotinado por monárquico durante
la época del terror, el mismo día en que no salió hasta después de la caída de
Robespierre. Josefina quedó en la más completa pobreza y de los bienes que
poseía en Martinica no consiguió salvar lo más mínimo.
Napoleón conoce a Josefina cuando ésta va a su despacho
a darle las gracias por haberle devuelto a su hijo de 12 años la espada
heredada de su padre que conservaba como un recuerdo cuando le fue confiada.
Desde ese momento comienza una gran aventura amorosa entre Napoleón y Josefina
que culmina en matrimonio.
Josefina, después de la muerte de su esposo y antes de
convertirse en la concerté de Bonaparte, fue concubina de Barras y sin duda
alguna era una mujer llena de encantos, coqueta y saludable al espíritu más
apasionado. Era una verdadera criolla martiniquinse refinada en Paris que
conocía a fondo sus hechizos personales y los puso a valer hasta ser coronada
por su esposo como Emperatriz de Francia.
Pero la ambición del Emperador Francés era fundar una
dinastía, y como la emperatriz no le daba hijos, terminó por divorciarse de
ella después de amarla tanto y luego de aquella sarta de cartas delirantes y
apasionadas. Josefina, divorciada, se retiró a vivir a la Malmaison, castillo
cerca de Versalles. Al ser desterrado Napoleón a la isla de Elba, Josefina le
escribió pidiéndole la dejara estar a su lado, pero él la rechazó en una carta
que llegó cuando Josefina había muerto.
BATALLA DE CARABOBO
“Es mi deber hacer la paz o combatir”, había
exclamado Bolívar ante la imposibilidad de mantener el armisticio firmado meses
atrás con Morillo, y combatir fue su consigna cuando los marabinos perdiendo el
concepto de la integridad venezolanista se precipitaron a declarar el
territorio del Lago “Provincia de la
República de Colombia”.
Morillo se había marchado para España confiado en las
pautas del armisticio y los 15 mil realistas que mandaba quedaron bajo la
jerarquía suprema del General Miguel de la Torre. Era un ejército mejor equipado y superior al
de los patriotas; pero Bolívar que veía desmoronarse la integridad territorial,
no podía seguir sosteniendo el cumplimiento de un armisticio que conspiraba
contra sus fines. Decidió entrar en campaña y a través del General J. F. Bermúdez abrió operaciones sobre Caracas con
el fin de reconcentrar las fuerzas patriotas en San Carlos y distraer una parte
del ejército realista.
Convencido de la inferioridad de su ejército, pero
convencido al mismo tiempo de su ardor patriótico amparado por la luminosidad
de su genio, se apresuró abrir aquella nueva campaña más tarde victoriosa y
decisiva en la lucha por la Independencia.
Bolívar disciplinó su ejército en tres divisiones
comandadas, la primera por el General José
Antonio Páez; la segunda por Manuel Cedeño y la tercera por Ambrosio Plaza.,
estos dos últimos muertos en plena batalla.
Mientras
emprendía su avance hacia Valencia, los realistas se establecían en el campo de
Carabobo con todo el material de guerra indispensable para aceptar una batalla.
Al despuntar la aurora del 24 de junio de 1821, se libró el gran combate que
definió los contornos cabales de nuestra independencia. El ejército español
derrotado fue a refugiarse en su estampida a la Fortaleza de Puerto Cabello.
Allí lo alcanzaría Páez más tarde para la última estocada y hacerlo morder el
polvo de la derrota definitiva.
La noticia llegó
a Angostura un mes después, específicamente la anoche del 24 de julio y al
siguiente día, por la importancia de la batalla, se publicó una edición
extraordinaria (español-inglés) del Correo
del Orinoco con el parte oficial al
Congreso que el Libertador iniciaba así:
“Ayer se ha confirmado con una espléndida
victoria el nacimiento político de la
República de Colombia”.
FUNDACIÓN DE GUATEMALA
Guatemala, capital de la República homónima de
Centroamérica, fue fundada
el 25 de junio de 1524 por el
capitán Pedro Alvarado, compañero expedicionario de Hernán Cortéz. Alvarado fue
el primero en pisar territorio guatemalteco en 1523 y luego de un año de
exploración durante el cual logró subyugar a los primitivos maya-quiché,
penetró en lo que es hoy territorio de
la capital guatemalteca y fundó allí la ciudad de Santiago de los Caballeros de
Guatemala.
Esta ciudad centroamericana se constituyó en 1599 en
capital de la audiencia de los confines que integraban las provincias de
Guatemala, Honduras y Nicaragua, dependientes del Virreinato de México.
En 1773 fue totalmente destruida por un terremoto y tuvo
que ser reconstruida tres años después, con el nombre de Guatemala la Nueva. En
1917, otro movimiento sísmico terrible afectó grandemente la estructura de la
ciudad con instalaciones modernas y excelente red de comunicaciones. Después de tres siglos de dominio español
proclamó su independencia el 16 de septiembre de 1821.
La Ciudad de Guatemala esta situada a 1500 metros sobre
el nivel del mar, lo que favorece su clima. Abarca una población de un millón
de habitantes aproximadamente y es una de las ciudades más progresistas y
visitadas de Centroamérica. Posee hermosos edificios públicos, bellos paseos y confortables
hoteles de turismo.
Interesantes atractivos de esta ciudad son su
Universidad fundada en 1678, su imponente catedral y su escuela militar. En
varios lugares se encuentran ruinas y vestigios arqueológicos de la población
de origen maya y quiché que representa actualmente cerca del 45 por ciento de
los habitantes. Vale decir que Guatemala
fue el centro de la civilización maya, exaltada literariamente por Miguel Ángel
Asturias, la figura más destacada de las letras guatemaltecas.
FUNDACIÓN DE GUATEMALA
Guatemala, capital de la República homónima de
Centroamérica, fue fundada
el 25 de junio de 1524 por el
capitán Pedro Alvarado, compañero expedicionario de Hernán Cortéz. Alvarado fue
el primero en pisar territorio guatemalteco en 1523 y luego de un año de
exploración durante el cual logró subyugar a los primitivos maya-quiché,
penetró en lo que es hoy territorio de
la capital guatemalteca y fundó allí la ciudad de Santiago de los Caballeros de
Guatemala.
Esta ciudad centroamericana se constituyó en 1599 en
capital de la audiencia de los confines que integraban las provincias de
Guatemala, Honduras y Nicaragua, dependientes del Virreinato de México.
En 1773 fue totalmente destruida por un terremoto y tuvo
que ser reconstruida tres años después, con el nombre de Guatemala la Nueva. En
1917, otro movimiento sísmico terrible afectó grandemente la estructura de la
ciudad con instalaciones modernas y excelente red de comunicaciones. Después de tres siglos de dominio español
proclamó su independencia el 16 de septiembre de 1821.
La Ciudad de Guatemala esta situada a 1500 metros sobre
el nivel del mar, lo que favorece su clima. Abarca una población de un millón
de habitantes aproximadamente y es una de las ciudades más progresistas y
visitadas de Centroamérica. Posee hermosos edificios públicos, bellos paseos y
confortables hoteles de turismo.
Interesantes atractivos de esta ciudad son su
Universidad fundada en 1678, su imponente catedral y su escuela militar. En
varios lugares se encuentran ruinas y vestigios arqueológicos de la población
de origen maya y quiché que representa actualmente cerca del 45 por ciento de
los habitantes. Vale decir que Guatemala
fue el centro de la civilización maya, exaltada literariamente por Miguel Ángel
Asturias, la figura más destacada de las letras guatemaltecas.
ASESINATO DE FRANCISCO PIZARRO
El 26 de junio de 1541, en Lima, capital del imperio que
él fundara seis años atrás, murió
asesinado Francisco Pizarro. Lo hirió mortalmente en la garganta un hijo
de Diego de Almagro en confabulación con 18 almagritas.
La muerte se produjo en el propio Palacios del
Conquistador, donde se hallaba conversando con varios amigos, los que huyeron
ante la agresión, quedando tan solo al lado de Pizarro su hermano Martín de Alcántara,
Juan Ortiz de Zárate y dos pajes. Pizarro, herido en la garganta, cayó al suelo
y mientras besaba la cruz que había pintado en el suelo con su sangre, fue
rematado por otro de los confabulados.
Francisco Pizarro, militar español conquistador del Perú
y fundador de Lima, había nacido en la ciudad de Cáceres en 1475 y su espíritu
de guerrero lo heredó de su padre Gonzalo Pizarro, quien se distinguió peleando
en Italia. Fue porquerizo durante su juventud. No tuvo ninguna clase de
instrucción y solo comenzó a distinguirse cuando acompañó a Vasco Núñez de
Balboa en el descubrimiento del Pacífico.
Se asoció con Diego de Almagro y con el clérigo Hernando
de Luque para ir a descubrir tierras nuevas por el Sur del Pacífico. Organizó
su primera expedición llevando 114 hombres de armas y algunos indios como
criados. Todos con excepción de 13 valientes desistieron de la aventura y
regresaron a Panamá. Pizarro llegó a las costas del imperio de los incas, pero
no lo penetró sino después de regresar y lograr la ayuda de Carlos V en España.
Con un ejército de 300 hombres acometió de nuevo la empresa y se enfrentó a 30
mil de Atahualpa, logrando apoderarse de su persona y darle muerte. Con la
muerte de Atahualpa, Pizarro pasó a ser dueño del Perú y fundó a Lima. Más
tarde peleó con su amigo Diego de Almagro por una cuestión de límites hasta
apresarlo y darle muerte. Finalmente un hijo de Almagro había de vengar la
muerte de su padre. Los restos de Pizarro reposan en la Catedral de Lima en un
sarcófago de cristal.
EL CORREO DEL CARONI
El 27 de junio de
1977 entró en circulación desde Ciudad Guayana, el Correo del Caroní, editado en los talleres de la Editorial Roderick
y dirigido por su propietario, el doctor David Natera Febres.
Un matutino tamaño
standard, dos cuerpos y un número de páginas acorde con una ciudad en crecimiento. La rotativa instalada, sistema offset, correspondía para entonces a una de las más
modernas llegadas al país y, en la práctica, la más grande de la provincia
venezolana, con capacidad para editar un diario de 32 páginas, cuatro colores
en la primera y última páginas de cada cuerpo.
Hasta ese momento,
Ciudad Guayana, integrada por la antigua
San Félix y Puerto Ordaz, no había dispuesto de un diario, apenas
semanarios, unos más importantes que otros, pero de vida efímera. Y era
explicable, pues la población de la zona del Caroní fue exigua y ruralmente
dispersa hasta la década del sesenta cuando comenzó a crecer aceleradamente
gracias a la inmigración atraída por el señuelo de la explotación del hierro.
En todo caso, bastaban los periódicos de Ciudad Bolívar que madrugaban en el
puerto de las chalanas por el barrio Dalla Costa.
Proyectos hubo,
sin embargo; pero jamás cristalizaron porque siempre pendía sobre ellos como un
peligro la experiencia vivida por otras publicaciones en el país, cuyo esfuerzo
humano de sustentación sucumbía a los costos de insumos que se importaban con
divisas cada vez más escasas y difícil de obtener. Hoy por hoy, la situación no es distinta, ni
siquiera optimista para las publicaciones de provincia existentes, empeñadas en
permanecer.
El Correo del Caroní, sin embargo, podríamos decir que
se halla blindado contra esas dificultades porque su tiempo de un cuarto de
siglo ha sido inteligentemente
administrado y cualquier tiempo venidero, por difícil que sea, nunca
será, como el de su advenimiento,
nutriente de una voluntad de superación a toda prueba.
PRINCIPIO Y
FIN
DE LA GUERRA MUNDIAL
La Primera Guerra Mundial o Guerra Europea estallada al
final del tercer lustro del siglo veinte, fue provocada por el asesinato
perpetrado en Saravejo contra el archiduque Fernando de Austria y su esposa, el
28 de junio de 1914. Esa guerra
terminó cinco años después un mismo 28 de junio, con la firma del Tratado de
Versalles.
Puede afirmarse que la tragedia de Saravejo fue el punto
culminante de las causas de fondo que dieron origen a la contienda mundial. El
desarrollo económico de Alemania que amenazaba la economía inglesa por la
competencia comercial, industrial y marítima, la fria carrera armamentista, la
recuperación de territorios perdidos o por necesidad expansionista, fueron
causas que contribuyen a desembocar en la primera guerra mundial que rompió la
paz europea por casi cuarenta años.
El atentado de Saravejo, cometido por un estudiante, fue
atribuido por Austria a Servia, a través de un ultimátum tan duro que éste se
negó a aceptar. Austria declaró entonces la guerra; pero luego Rusia movilizó
sus tropas, lo que obligó a Alemania hacer igual cosa y declarar la guerra a la
potencia esclava. Dos días después Alemania declaró la guerra a Francia y la
contienda se generalizó interviniendo Inglaterra e Italia y otros países,
incluyendo los Estados Unidos. Fue una
larga guerra de trincheras en la que se movilizaron 65 millones de hombres de
los cuales murieron ocho y medio millones y fueron heridos 21 millones. La
Primera Guerra Mundial ambientó la revolución comunista en Rusia y dio origen a
la existencia de otras naciones en el viejo continente.
La normalidad se restableció con el “Consejo de los Diez” que preparó el Tratado de Paz de Versalles,
firmado el 28 de junio de 1919 con
la participación de los estados que hicieron efectiva la guerra contra los
germanos. Alemania fue declarada culpable de la catástrofe de la guerra a un
costó de 335 millones de dólares.
JOSE GREGORIO HERNANDEZ
El 29 de junio de
1919 murió arrollado por un automóvil en Caracas al bajarse de un tranvía
eléctrico, el hoy Venerable José Gregorio Hernández, objeto desde su muerte de
auténtico culto que ha llevado al Vaticano a iniciar un proceso de
canonización, ya en la última fase de la santidad.
El andino y
trujillano pueblo de Isnotú donde nació el 25 de octubre de 1864, es objeto de
continuo peregrinaje de turista y
devotos atraídos por lo pintoresco del lugar y el museo donde se reúnen y
conservan todas sus pertenencias en vida, desde su bata blanca de médico hasta
el microscopio donde realizaba prácticas de bacteriología.
Sus estudios
básicos preliminares los realizó en su propio pueblo natal y en Caracas. En 1884 se inscribió en la Universidad
Central para seguir la carrera de medicina hasta doctorarse en 1888, el mismo
día y mes marcado para su muerte.
Comenzó a ejercer
la profesión en Isnotú, pero al poco tiempo lo sorprendió la buena nueva de una
beca para estudiar en Paris y traer los
equipos de laboratorio del Hospital Vargas.
De regreso a Caracas, ingresó como profesor de la Universidad Central y
fue encargado de la cátedra de Histología Normal y Patología, Fisiología
experimental y Bacteriología. Entonces
fundó la primera cátedra de
bacteriología en el país y a través de su ejercicio, investigaciones y aciertos
se fue perfilando como uno de los pioneros de la medicina moderna en Venezuela.
No contrajo
matrimonio ni tuvo hijos. Su vida por
entera la dedicó a la medicina, la ciencia, la filantropía y la religión.
Investigó sobre la angina de pecho de naturaleza palúdica y describió por
primera vez en el mundo su patogenia.
Asimismo investigó sobre el recuento globular, la bilharziosis, nefritis
amarílica y trató la tuberculosis por
aceite de chalmoogra.
En 1908,
aprehendido por la vocación religiosa, ingresó por diez meses en la Cartuja de
de Lucca (Italia). Cinco años después
quiso seguir la carrera sacerdotal en el
Colegio Pío Latinoamericano de Roma, pero por razones de salud se vio obligado
a regresar a Venezuela, donde sumamente abstraído encontró la muerte al
descender de un tranvía.
JUAN CRISÓSTOMO GÓMEZ
El 30 de junio de
1923, el Vicepresidente de Venezuela y Gobernador del Distrito Federal, Juan
Crisóstomo Gómez, hermano del dictador,
fue asesinado a puñaladas en su dormitorio del Palacio de Miraflores.
El dictador Juan
Vicente Gómez, mal supuso inmediatamente que se trataba de un crimen político y
acusó a la oposición. En consecuencia,
numerosas personas fueron detenidas, entre ellas, los periodistas y humoristas
Francisco Pimentel (Job Pim) y Leoncio Martínez (Leo) Sin embargo, la oposición creía que se
trataba de un crimen familiar o dinástico, relacionado con las aspiraciones de
sucesión.
Dentro del mundo
gomecista sobresalían dos corrientes familiares, Juanchistas y Vicentistas,
lideradas por los Vicepresidentes de la República, Juan Crisóstomo Gómez, mejor
conocido por “Juancho” y José Vicente Gómez, hijo del dictador, Vicentico. Pero las investigaciones, una vez
profundizadas, inculparon al capitán Isidro Barrientos, de la Guardia de
Miraflores, en complicidad con el propio criado de la víctima, Encarnación
Mujica y el Inspector de los Jardines de Caracas. Un Juez los halló culpables y
los condenó a sufrir la pena de 20 años de presidio, pero como se temía, fueron
no obstante, sacados de la cárcel y asesinados por la policía.
Juan Crisóstomo
Gómez, al igual que el dictador, había nacido en el hato “La Mulera”, del
Táchira y su profesión conocida era la de agricultor. Había sido ajeno a la política y a las
campañas militares en las que junto con Cipriano Castro estuvo comprometido su
hermano mayor Sólo comienza a tener
interés en la política no obstante su escasa instrucción, cuando Juan Vicente
Gómez destrona a Cipriano Castro y asume el Poder en 1908. Pasa entonces a ser Gobernador de Miranda y
la persona de mayor confianza del dictador.
Es así como llega a convertirse, al mismo tiempo, en primer
Vicepresidente de la República y Gobernador del Distrito Federal; pero ¡oh
Fatalidad!, no pasará de allí. El puñal
de la ambición y el poder estaban al acecho.
Y dice la leyenda que cayó mortalmente herido sobre unos bultos
contentivos de la novela Canaima que
había sido decomisada por este párrafo que hirió la sensibilidad de los
censores de la dictadura: Aquel en que
Manuel Ladera le dice a Marcos Vargas: “Ahí
tiene la historia de Venezuela: un toro bravo, tapaojeado y nariceado,
conducido al matadero por un burrito bellaco”.
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