Alejandro Manzoni, poeta y novelista, el más notable de los románticos
italianos, tuvo en Edmundo D’Amicis a un verdadero heredero o continuador de su
estilo, un estilo moldeado en los principios de la narración histórica. Por eso
cuando se recuerda a Edmundo D’Amicis, falleció el 12 de
octubre de 1908, evocamos a Manzoni y ¿por qué no?, también a Sir Walter
Scott, novelista inglés, primero en cultivar el género de la novela histórica.
Edmundo D’Amicis – lo que no pudieron los antecesores de su
genero – tuvo la oportunidad de alcanzar con su existencia sexagenaria, parte
del siglo veinte. Había nacido en 1846 en Oneglia, un pueblito de la península
itálica, pero fue en Turín donde prácticamente transcurrió su educación. Más
adelante se hizo militar, peleó en la batalla de Custozza dada el 24 de junio
de 1866, en que fueron rechazadas las tropas italianas aliadas de Prusia, por
las del archiduque Alberto.
Durante este tiempo de armas, Edmundo D’Amicis, empezó a
escribir un diario con los relatos de sus pequeñas aventuras y sucesos de la
campaña, que terminan por desilusionarlo del Ejército. Entonces se siente
atraído y toma el camino de las letras. Pasa una temporada en Turín y luego
acepta dirigir un periódico florentino donde publicó relatos de su vida en el
Ejército, que más tarde reunió en sus volúmenes “Bocetos de la Vida Militar”,
con los que obtuvo sus primeros éxitos.
D’Amicis experimentó gran preocupación por la educación y
problemas de la juventud y a ella dedicó varios de sus libros. “Corazón”, por
ejemplo, el más famoso y difundido. Sus principales obras, especie de novelas
históricas, las escribió tras largos viajes por Europa y Asia. (Af)
No hay comentarios:
Publicar un comentario