viernes, 13 de septiembre de 2013

NACIMIENTO, AUGE Y CAIDA DE AD

    
        El 13 de septiembre de 1941, un grupo de distinguidos venezolanos, entre quienes destacaban Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rómulo Gallegos, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Gonzalo Barrios, Andrés Eloy Blanco, Leonardo Ruiz Pineda y Ángel Paz Galárraga, fundó al partido Acción Democrática, la organización política vigente más longeva al lado del Partido Comunista.
            A esta altura de su edad pudiéramos hablar del nacimiento, auge y caída de esta colectividad política que nació prácticamente de la efervescencia universitaria de 1928, rompió barreras políticas virtualmente invulnerables y ascendió al Poder donde adquirió mística y fuerza numérica extraordinaria que tuvo su prueba de fuego durante la estancia autoritaria del  perez-militarismo.
            Acción Democrática, en aras de su popularidad, ascendió al Poder en seis oportunidades, pero de poco le valió.  Hoy, se halla más disminuida que nunca dándole pábulo a la especie según la cual el poder a la larga corrompe y desgasta.  Sufrió tres grandes divisiones que al final terminaron por debilitarla no obstante su capacidad de recuperación, pero el morbo irremisiblemente iba lentamente por dentro corroyendo sus entrañas.
            Quiere decir que el ejercicio del Poder durante tiempo prolongado y sobremanera cuando se alimentan ambiciones, rivalidades y corrientes conflictivas internas, termina por afectar la disciplina, sobremanera cuando ésta no está apoyada en un serio adoctrinamiento o cuando la doctrina ha sido carcomida por el pragmatismo concupiscente del poder.
Es evidente entonces que la disciplina interna en los partidos de masa rigurosamente apoyada en su doctrina, es indispensable a fin de que pueda fluir la coherencia entre los elementos contradictorios  de la organización  hacia la viabilidad y eficacia de la acción partidista.  No entenderlo en la práctica significa, por más alto que se haya llegado, evitar una caída precipitosa. 
           

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