9 de febrero de 1588, murió Alvaro de Bazán, recio Almirante hispano, Marqués de Santa Cruz y héroe de la batalla de Lepanto donde el escritor Miguel de Cervantes quedó manco.
“El fiero turco de Lepanto / Y en la tercera el francés / Y en todo el mar el
inglés / Tuvieron de verme espanto / Rey servido y patria honrada / Dirá mejor
quien he sido / Por la cruz de mi apellido / Y por la cruz de mi espada”.
Así
reza sobre la tumba del Gran Almirante español y marqués de Santa Cruz, este
inimitable epitafio escrito por Lope de Vega. Resume la vida y el denuedo de un
hombre del siglo dieciséis que luchó contra turcos, franceses e ingleses. Se
llamó Alvaro de Bazán, marino desde los dieciocho años, promotor y héroe de la
histórica batalla de Lepanto ocurrida 17 años antes de su muerte.
La batalla naval de Lepanto, librada en aguas del
mediterráneo oriental, fue dirigida por Bazán junto con el genovés Andrea Doria
y en la misma luchó Miguel de Cervantes Saavedra, autor del Quijote de la
Mancha, y quien resultó herido en la mano izquierda y recibió por ello el apodo
de “El manco de Lepando”.
Las causas que terminaron la Batalla de lepando fueron entre
otras la amenaza constante de los turcos por invadir toda la Europa cristiana,
lo que obligó al Papa Pío V a instar a las potencias católicas para que
organizaran una poderosa flota capaz de hacerle frente y derrotarlos.
España, Venecia, Génova, Saboya y Malta, formaron lo que se
conoció con el nombre de la “Santa Liga” y reunieron una flota
de 300 buques al mando de Juan de Austria, hermano natural de Felipe II, rey de
España. La escuadra turca tenía un número mayor de naves y era dirigida por Alí
Bajá. La victoria fue para los cristianos, quienes al cabo de un día entero de
feroz lucha, hundieron 80 naves otomanas, capturaron 120 e hicieron prisioneros
a 5.400 turcos. Con esta victoria naval el peligro musulmán quedó alejado
definitivamente del Occidente europeo.(AF)
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