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de enero de 1862, nació en el pueblo de Metapa, Nicaragua, quien más
tarde llegaría a ser poeta y crítico de gran influencia en los escritores
hispanoamericanos, Rubén Darío, conocido en la pila bautismal con el nombre de
Félix Rubén García Sarmiento.
Cuenta
la historia que Rubén Darío, desde adolescente, dio muestras de una
extraordinaria precocidad y que además de crítico y poeta fue también
periodista y diplomático y que los últimos años de su vida fueron dolorosamente
tristes.
Visitó
y vivió en varios países europeos y americanos y puso muy en alto el
nombre de su patria Nicaragua, que hoy erige en su capital, Managua, un
monumento a su memoria. Entre las obras conocidas del poeta nicaragüense se
cuentan: Azul, su primer libro, publicado en Chile; Las Rosas
Andinas, Abrojos, Prosas Profanas, en las que aparecen la disciplina
métrica y el lenguaje musical, lleno de tropos y de atrevidas
imágenes; Tierras solares; Cantos de Vidas y Esperanza; Oda a Mitre; Canto
a la Argentina; El canto errante y Poema de Otoño. Sus dos últimas obras
fueron: Vida de Rubén Darío y El oro de Mallorca.
En uno de sus libros encontramos esta nota: “De todos los
poetas hispanoamericanos, ninguno tan personal, tan sin fronteras como Rubén.
Su nombre preside toda una época y se considera que fue el más grande propulsor
en la América española del movimiento literario llamado modernismo. Fue
un magnífico cultivador de la forma, y los atrevimientos de su estilo renovaron
la métrica castellana. Un soplo panteista lo anima y comunica
a muchas de sus rimas una rara emoción. Cristiano y pagano por igual, comulgaba
con los clásicos y también con los parnasianos y los impresionistas; él
mismo decía que su poesía era muy antigua y muy moderna, audaz y cosmopolita”.
El poeta terminó abandonando Europa y murió en su tierra, 1916, acosado por la
pobreza, el alcoholismo y la enfermedad.
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