La vida de Bécquer transcurrió temprana, en plena madurez de su genio que se
hizo famoso a pesar de la estrechez económica en que se desenvolvió. Cifraba el
poeta unos 34 años cuando decidió irse definitivamente a hacerle compañía a su
hermano Valeriano, célebre pintor, muerto unos meses antes que él.
Gustavo Adolfo Bécquer se hizo famoso por lo musical y tierno de su poesía
breve. ¿Quién no recuerda... “Volverán las oscuras golondrinas de su
balcón los nidos a colgar” y “Dios mío, qué solos se quedan los
muertos” ¿Quién no recuerda aquél hálito poético inconfundible de los ojos
verdes?... “Verdes tiene los ojos, verdes como el mar, te quejas?. Verdes
los tienen las náyades, verdes los tuvo Minerva”.
Gustavo Adolfo Bécquer fue excelente periodista. Colaboró en diversos
periódicos y revistas, en una de las cuales tuvo a su cargo durante mucho
tiempo, la sección llamada revista de la semana, en la que comentaba los
acontecimientos locales e internacionales de la actualidad. Su producción
literaria no fue muy vasta y muchas de sus poesías fueron traducidas a otros
idiomas. Menéndez y Pelayo, clasifica la siguiente poesía de Bécquer, entre las
cien mejores de la lengua castellana:
“Del
salón en el ángulo oscuro / De su dueño tal vez olvidada / Silenciosa y
cubierta de polvo / Veíase el arpa. / ¡Cuántas notas dormidas en sus cuerdas /
Como el pájaro duerme en la rama. / Esperando la mano de nieve / Que sabe
arrancarlas! / Ay!, pensé, cuantas veces el genio./ Así duerme en el fondo del
alma / Y una voz, como Lázaro, espera! / Que le diga: - Levántate y anda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario