viernes, 9 de agosto de 2013

FRANCISCO LAZO MARTÍ


            El 9 de agosto de 1909 falleció en una vieja casa de Maiquetía, el médico y poeta nativista  de la pampa venezolana, Francisco Lazo Martí.  Había nacido en Calabozo, Estado Guárico  el 14 de marzo de 1869.
            Nació, creció y realizó todos sus estudios en Calabozo que entonces disfrutaba de una vida económica floreciente.  Apenas viajó a Caracas a presentar sus exámenes de medicina, de la medicina que también ejerció plenamente en el llano, consustanciado con el paisaje que toma vida en su poesía y la cual es trasunto hermosamente sensible La Silva Criolla, que algunos aprecian semejante a la Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida del ilustre don Andrés Bello.
            Sin embargo, el escritor don Lisandro Alvarado, lo niega.  Solamente aprecia una “analogía singular de temperamentos, de genios psicológicos”.  Tal vez influencia como la tuvo Bello del poeta de Mantua, es decir, de Virgilio, el autor de Las Églogas o Bucólicas.  Para Lisandro “La Silva criolla”, en todo caso, tiene el mismo corte de la renombrada “Canción de la campana” del poeta Schiller.
            Lazo Martí, además de La Silva criolla, considerada como una de las poesías más geniales de nuestra literatura nacional, escribió Crepusculares, Patria la mestiza, Celajes, Sabanerito y Consuelo.  También incursionó en la política, como  en la guerra, al lado de Joaquín Crespo, de Ignacio Andrade y de la Revolución Libertadora.


            Cuando falleció alguien le escribió este epitafio: “Volarán de la playa del Caribe viajeras golondrinas a las pampas, y desde el ramaje de un árbol solitario, bajo el cielo, muy azul, en la sabana muy verde, dirán la nueva, y el viento la repetirá; en las lenguas sonoras de las rocas dirá la tierra su dolor; y en los peñales del cauce el agua cantará su tristeza.  Esto si la golondrina no llega tarde, porque el alma del poeta, al abandonar la miseria del cuerpo, no irá a despedirse de los gamelotales, de las cañas, de las manadas, de todo cuanto amó tanto y con lo que vivió en íntima sensación…”

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