El 16 de agosto de 1900, murió en Neuillyur-Seine, Paris, el más relevante novelista portugués, José María Eca de Queirós, siendo cónsul general en la capital francesa. Había nacido en 1845 y estudiado derecho. Ingresó en 1972 al cuerpo diplomático y se desempeñó como cónsul en Cuba e Inglaterra antes de ejercer como tal en Paris desde 1888 hasta el día de su muerte.
Fue mejor conocido por lo que logró hacer como novelista que lo que hizo como diplomático. Cada novela suya es una obra maestra como estudio de costumbres y caracteres de la clase media, principalmente “El Crimen del Padre Amaro”, “El Primo Basilio” y la “Ilustre casa de Ramírez”.
Eca de Queirós comenzó su vida literaria escribiendo ensayos y relatos cortos dominados por la ironía y cierto componente de fantasía macabra. Más tarde formó parte de un grupo de intelectuales portugueses impulsores de reformas artísticas y sociales, abogando por el realismo y el naturalismo en la literatura, vale decir, aducía que la composición literaria debe basarse en la representación objetiva y empírica del ser humano.
Las novelas más importantes de Eca de Queirós las escribió durante su tiempo de cónsul y en ella denunciaba los males de la vida contemporánea en su país. El crimen del padre Amaro evidencia esos males pues trata de los efectos destructivos del celibato en un sacerdote de carácter débil y los peligros del fanatismo en una sociedad portuguesa de provincia; En El primo Basilio, considerada por la crítica como su obra maestra, satiriza el amor romántico; Los Majas, narra la degeneración de una familia como símbolo de la decadencia de la clase alta de la sociedad portuguesa; La Reliquia, está escrita en una prosa sutil y La Ciudad y las sierras, editada después de su muerte, despliega su nostalgia por el paisaje del campo portugués.
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