13 de febrero de 1819. Hallándose reunidos en esta capital todos los diputados para el Congreso Nacional, el Jefe Supremo acordó su instalación el lunes 15 del corriente a las once de la mañana.
El “Correo del Orinoco”, en su edición 18, última página, del 13 de febrero, lo califica como “grande y memorable día en que Venezuela va a presentar al mundo civilizado el espectáculo más propio, a fijar la atención y conmover a todos los hombres virtuosos y sensibles, a los que aman las luces y el bien universal, a los que se interesan por la libertad absoluta del comercio y de las relaciones sociales, y trabajan por establecer el imperio de los principios filantrópicos y liberales sobre las ruinas de la superstición y del egoísmo. Un pueblo que ha sacrificado todos sus bienes y mas de la mitad de su población por defender sus derechos y los del género humano-que ha arrastrado todos los suplicios de la tiranía y de la barbarie-que se ha sujetado a todos los rigores del desamparo y de la miseria- este pueblo heroico reunido en medio de un inmenso desierto a consolidar su independencia tres veces perdida y tres veces recobrada, y a hacer profesión solemne de sus sentimientos de benevolencia y fraternidad para con todas las naciones.- un héroe que ha renunciado a una brillante fortuna y a todas las ventajas de un ilustre nacimiento para ponerse al nivel de sus esclavos, proclamarlos libres y llamarlos hermanos- que se ha expuesto a todos los peligros, y sufrido todas las privaciones, que no respira, que no vive sino para su patria, y no tiene más ambición que la de su bien y su prosperidad – que elevado a la autoridad suprema y absoluta por los votos y por la aclamación general convoca sus conciudadanos, y se le devuelve en el momento en que ya no la necesita para salvarlos, se confunde entre la multitud, y hace vanidad de obedecer al que jamás le ha hecho de mandar-este pueblo y este ciudadano ¿no presentan unos de los mas bellos espectáculos que vio jamás la sociedad humana?- el lugar mismo de la escena y los extraordinarios acontecimientos del día contribuyen a darle más interés y esplendor. Es en la región favorecida del sol, es en el seno de la naturaleza, a vista del inmenso Orinoco, y en el medio de sus floridos bosques-es a tiempo que los hijos de Albión, constantes amigos de la libertad, vienen cubiertos de gloria y de laureles a defender su causa en América como lo han defendido en Europa -es cuando se desploma en Madrid el Trono de Fluten, huyen sus satélites, aparecen las Cortes, y arde la Inquisición- es en fin cuando sustituido el poder y la razón de la ley a la voluntad arbitraria y a los caprichos insolentes de Fernando, podemos esperar que hagan la Nación por justicia lo que el Tirano habría hecho por fuerza, reconocer nuestra independencia y restablecer la paz, la concordia y la fraternidad. ¡Pueda el Congreso de Venezuela corresponder a las esperanzas del pueblo, y a la espectacular que no puede menos de excitar en las Naciones ilustradas!”
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