viernes, 14 de febrero de 2014

EL AMBICIOSO TAMERLÁN

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            El 14 de febrero de 1405,  murió atrapado por una epidemia el ambicioso Tamerlán, mongol que creó todo un imperio que se extendía desde la India hasta el Mediterráneo.
Nada podía contra la humanidad de aquel conquistador tártaro que vivió hasta comienzos del siglo quince. Bastó que se desatara una fiebre epidémica para que sucumbiera junto con su inmenso poderío. Fue en la China, a donde lo llevó su ambición de poder y conquista.
            El legítimo nombre de Tamerlán era Timor-Leng o Timur-Lenk. Había nacido en Kech, cerca de Samarcanda, ciudad que habría de elegir como la capital de su imperio.
            Kech, entre la India y el Asia oriental, fue famosa desde que Tamerlán se proclamó Emperador y libró sangrientas batallas ensanchando el radio de poderío. Gengis Kan,  pariente cercano, fue víctima de su ardor de conquista y muy pronto cayeron sus territorios en las manos del hombre fuerte de Kench. Luego pasó a invadir a Korazón y en 1388 ya estaba sobre Persia. Emprendió más tarde la conquista de Rusia y llegó hasta las proximidades de Moscú con un ejército de 400 mil hombres.
            Sometió a toda Rusia Meridional, destruyó Astrakán y envió a un nieto suyo para asolar a Polonia. Con el pretexto de extender la religión islámica, invadió la India y llegó hasta los muros de Delhi. Derrotó a Bayaceto I, emperador de Turquía, a quien hizo llevar a su tienda prisionero. Llegó a mandar un ejército de 800.000 tártaros, con el que asoló y conquistó toda el Asia Menor. Impuso un tributo al emperador griego, recibió la sumisión de los mamelucos de Egipto y en 1404, un año antes de su muerte, regresó a Samarcanda, dispuesto a emprender una expedición para conquistar la China. Pero allí murió, víctima de una fiebre epidémica. Su imperio se desmembró poco después de su muerte. 

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