El
17 de febrero de 1836, nació en la ciudad de Sevilla, España, el poeta Gustavo
Adolfo Bécker, considerado uno de los mejores de la lírica española y a quien
se le atribuye cierto parecido espiritual con Heine.
La vida de Bécquer
transcurrió temprana, en plena madurez de su genio que se hizo famoso a pesar
de la estrechez económica en que se desenvolvió. Cifraba el poeta unos 34 años
cuando decidió irse definitivamente a hacerle compañía a su hermano Valeriano,
célebre pintor, muerto unos meses antes que él.
Gustavo Adolfo
Bécquer se hizo famoso por lo musical y tierno de su poesía breve. ¿Quién no
recuerda... “Volverán las oscuras
golondrinas de su balcón los nidos a
colgar” y “Dios mío, qué solos se
quedan los muertos” ¿Quién no recuerda aquél hálito poético inconfundible
de los ojos verdes?... “Verdes tiene los
ojos, verdes como el mar, te quejas?. Verdes los tienen las náyades, verdes los
tuvo Minerva”.
Gustavo Adolfo
Bécquer fue excelente periodista. Colaboró en diversos periódicos y revistas,
en una de las cuales tuvo a su cargo durante mucho tiempo, la sección llamada
revista de la semana, en la que comentaba los acontecimientos locales e
internacionales de la actualidad. Su producción literaria no fue muy vasta y
muchas de sus poesías fueron traducidas a otros idiomas. Menéndez y Pelayo,
clasifica la siguiente poesía de Bécquer, entre las cien mejores de la lengua
castellana:
“Del salón en el ángulo oscuro / De su dueño
tal vez olvidada / Silenciosa y cubierta de polvo / Veíase el arpa. / ¡Cuántas
notas dormidas en sus cuerdas / Como el pájaro duerme en la rama. / Esperando
la mano de nieve / Que sabe arrancarlas! / Ay!, pensé, cuantas veces el genio./
Así duerme en el fondo del alma / Y una voz, como Lázaro, espera! / Que le
diga: - Levántate y anda!”
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