miércoles, 20 de noviembre de 2013

LEÓN TOSLTOI


León Tosltoi, figura cumbre de la literatura rusa, autor de la famosa novela universal “La Guerra y la paz” y “Ana Karénina”, falleció el 20 de noviembre de 1910, lejos del hogar y la familia, a la que renunció inesperadamente porque había resuelto vivir en soledad.
            Un día dijo a su esposa Sofía Andreievna, con la que tuvo 13 hijos en 48 años de 

matrimonio,  que no podía vivir más en su casa y se marchó porque quería “vivir en soledad y recogimiento los últimos días de su existencia”. Contaba León Tosltoi entonces 82 años y quería perderse en la soledad de sus meditaciones, refugiarse en una modesta isba, cerca del monasterio donde había profesado su hermana María, también octogenaria como él; pero advertido de que su esposa al fin lo hallaría ahí, en compañía de su hija Sacha y un médico pretendió ir más lejos, cruzar la frontera del Cáucaso, pero en el trayecto lo atacó una pulmonía que lo condujo al borde de la muerte.
Gente de todas partes del mundo se congregó en torno al lecho del moribundo y sus últimas palabras a quienes le rodeaban fueron: “Hay sobre la tierra millones de hombres que sufren,  ¿por qué estáis sólo cuidando de mí?”. El anciano expiró a las seis de la mañana en una estación del ferrocarril.
Su libro “Ciclo de lecturas cotidianas” quedó abierto por la pagina que contiene estos dos pensamientos de Montaigne: “La vida es un sueño y la muerte el despertar”... “La muerte es el principio de otra vida”.


La tumba de Tosltoi esta bajo de unos tilos de Yasnaia Polaina y sobre ella una lápida sencilla. Allí en ese bosque claro de Rusia jugó cuando era niño y allí están descansando sus restos sin merma de su gloria que lo eleva como “patriarca de las letras rusas”. Tuvo sus errores como todos los hombres y uno de sus detractores llegó a considerar a Baudelaire un santo al lado de Tosltoi, pero repitamos lo que dice uno de sus biógrafos: “Ciertamente, Tosltoi no es un santo, es un gran hombre, un magnífico artista, un auténtico creador como Shakespeare, y con un gran corazón, a despecho de sus errores”.

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