Hablar del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial es hablar también de Juan de Herrera, quien falleció 15 de enero de 1597.
Herrera, nacido en la Cantabria de España en 1530, era arquitecto, matemático y geómetra y estuvo estrechamente ligado al imperio español de Felipe II y sus sucesores dinásticos de la casa de los Austrias.
Tocó a él terminar el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, majestuosa obra situada en las estribaciones de la Sierra de Guadarrama, a 50 kilómetros de Madrid, erigida por orden del Rey Felipe II.
Esta formidable atracción turística de la época actual fue iniciada por Juan Bautista Toledo y a la muerte de éste en 1567, Juan de Herrera ocupó su puesto en la dirección de los trabajos, pero debió rediseñar la basílica que transformó en un templo centralizado bajo una enorme cúpula, uniformó la fachada principal, incorporando un nuevo cuerpo presidido por una gran portada monumental y construyó el templete del patio de los Evangelistas, una muestra excepcional del clasicismo herreriano. El panteón es la única parte del edificio construida con posterioridad a la muerte de Felipe II, y en el descansan los restos de los reyes españoles, así como de numerosas reinas e infantes.
Entre los innumerables tesoros de El Escorial destacan la colección de manuscritos e incunables que albergan la Biblioteca de Grabados; la colección de tapices, que incluye telas flamencas y el museo de pintura que exhibe obras de destacados artistas como El Bosco, Alberto Durero, Tiziano, El Greco, Paolo Veronesa, Jacobo Tintoretto, Petrus Paulus Rubens, José de Ribera, Francisco de Zurbarán y Diego de Velásquez.
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