viernes, 3 de enero de 2014

PRIMER ASCENSO AL ÁVILA

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El 3 de enero de enero de 1800, Alejandro de Humboldt y Aimeé Bonpland iniciaron su ascensión al monte más pintado por los artistas plásticos y también el más cantado por lo poetas: El Ávila o Silla de Caracas.
Después de dos meses en la capital, residenciados en una casa amplia en la parte más alta de la ciudad, Humboldt y Bonpant decidieron ascender la cumbre del Ávila.  Pernoctaron en una plantación de café a muy poca distancia del río Chacaito que baja de la sierra y forma bella cascada en una umbrosa garganta.  Antes de que saliera el sol se pusieron en camino, a las cinco de la mañana, con esclavos que llevaban los instrumentos y un padre capuchino.  Eran en total 18 personas avanzando en fila india por un angosto sendero que discurre sobre una ladera muy empinada, cubierta de hierba.
Al fin de nueve horas de ascenso llegaron a la cumbre con cielo sereno aunque sólo por unos minutos.  Los científicos gozaron e un panorama amplísimo.  Por el Norte, la inmensidad de un mar y por el Sur el valle de Caracas.  La temperatura del aire era de 13.7 grados, a 2630 metros sobre el nivel del mar, dominando una extensión oceánica de 172 kilómetros de diámetro.


La redondeada cima occidental de La Silla les impidió ver la ciudad de Caracas; pero distinguieron claramente las casas contiguas a ella, los pueblos de Chacao y Petare, las plantaciones de café y el curso del Guaire, una cinta acuática de brillo argenteo.  La estrecha faja de tierra cultivada contrastando agradablemente en el escenario salvaje de las montañas circundantes.

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