31 de enero del año 1709, el legendario indio Tomás Purito tuvo su primer encuentro con la Virgen, justo cuando cortaba leña para la cocina en el patio de su choza.
“A medida que golpeaba el palo con el hacha, el suelo se estremecía y se levantaba ligeramente la tierra. Lo atribuyó el indio a la fuerza con que golpeaba el palo, pero luego observó más detenidamente que la tierra iba levantándose hasta formar una prominencia, que se iba abriendo, dejando en su centro una mancha rara”.
Asombrado ante lo que veía, el indio llamó a grandes voces a su mujer india también. Y ambos recogieron del suelo una diminuta imagen del tamaño de una moneda de dos bolívares. Era una virgen sentada sobre una media luna y sostenía en una de sus rodillas al Niño Jesús. Con gran cuidado la llevaron a los cuartuchos de la humilde choza y adornándola con flores silvestres, se postraron ante ella musitando oraciones.
El hallazgo de los indios cundió a los pocos días por toda la aldea. La casa del indio se convirtió de la noche a la mañana en un tumulto de católicos y curiosos que entraba y salía, abismado ante la misteriosa virgen brotada de la tierra. Intervino el cura párroco de San Mateo, lugar del hallazgo, y la llevó a la iglesia. El indio al principio se opuso y finalmente aceptó porque el sacerdote le prometió que sería él su único guardián. La invocaron entonces con el nombre de “Nuestra Señora de Belén”. Pero sucedió algo más misterioso, la imagen de la Virgen comenzó a adquirir un tono dorado en lugar del oscuro que tenía. El padre lo interpretó como una señal divina, ordenó repique de campanas, se ofician misas y oraciones, el pueblo de San Mateo y todas las comunidades inmediatas acuden en masa al templo. Sobrevienen los milagros y la fama de la virgen cunde hasta que las autoridades eclesiásticas ordenan un estudio profundamente religioso de la situación y a los 29 años de su aparición la colocan en una custodia.
En los tormentosos meses de abril y marzo de 1814 el libertador Simón Bolívar invocó su protección cuando las huestes del terrible José Tomás Boves sitiaban a San Mateo. La primera coronación de la Virgen de Belén, llamada coronación arquidiocesana, tuvo lugar en 1928. Quince mil personas concurrieron entonces al solemne acto eclesiástico. 37 años después que la coronación cardenalicia, la cual estuvo a cargo de su Eminencia el Cardenal Quintero.
Muy venerada por la feligresía católica de San Mateo, Nuestra Señora de Belén, es una de las advocaciones de la Virgen María más conocidas en Venezuela, junto con la Virgen de Coromoto, Nuestra Señora del Valle y la Divina Pastora de Barquisimeto. (amerfer@cantv.net)
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