sábado, 14 de junio de 2014

MUERTE DEL MAYOR POETA LÍRICO DE ITALIA

GIACOMO LEOPARDI
            El 14 de junio de 1837 murió en Nápoles, Giacomo Leopardi, uno de los más grandes poetas italianos de todos los tiempos.  Los literatos peninsulares lo reconocen como el mayor poeta lírico de la Italia del siglo dieciocho.
            Murió cuando intentaba escribir la última estrofa de “El ocaso de la luna”, poema de una tristeza infinita.  Entonces tendió el lápiz a su amigo Antonio Ranieri para dictársela por falta de fuerza ya a punto de expirar. Antonio Ranieri era un napolitano muy amigo que trataba de hacerle ver y creer el optimismo que escasamente traducían sus escritos.
Leopardi era un filósofo y filólogo ganado por un sentimiento pesimista nada beneficioso para su salud frecuentemente afectada por el asma y alguna vez por la ceguera.   Pero no obstante el pesimismo, lo más importante  que se descubre en su obra es esa  exquisita sensibilidad y notable perfección formal siempre presentes.
Nació este poeta italiano en Recanati  (1790) y por ser de familia aristocrática tuvo siempre facilidades para satisfacer su voraz vocación de intelectual.   Aprendió latín, griego y hebreo y algunas lenguas modernas.  A los 18 años ya era un erudito con buena formación filológica y había traducido el primer canto de la Odisea de Homero y el segundo libro de la Eneida de Virgilio.
            Escribió poesía melancólica como El Infinito, La tarde del día de fiesta, A la luna, El sueño o la vida solitaria; satírica, idílica,  y hasta un canto patriótico para su país, pero vivió bajo la fijación de la muerte, acaso por lo frágil de su salud que no hallaba estabilidad en las ciudades en las que trató de encontrarla.  En 1816 escribió “La aproximación de la muerte”, un trabajo en el cual él siente la muerte como una liberación.


            Giacomo Leopardi definía la  poesía como “un fogonazo interior, rápido y secreto” y en razón de ella afirmaba que la verdadera poesía solo puede ser lírica, aunque muy bien esa idea poética espontánea se puede meditar, elaborar y perfeccionar tanto su musicalidad como sus imágenes.

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