martes, 27 de mayo de 2014

MAYO, MES DEL ÁRBOL



Mayo siempre fue del árbol, tal vez porque es el mes cuando comienzan las lluvias, germina la tierra y reverdece la flora.  Oficialmente llegó a celebrarse  el 23 de mayo, desde la época de Cipriano Castro hasta  Juan Vicente Gómez, quien prefirió que el Día del Árbol fuese el 15 de mayo por ser día de San isidro, patrón de los labradores; pero en 1951, la Junta Militar de Gobierno no estuvo de acuerdo y dispuso el último domingo de mayo.  En 1975, el Gobierno de Carlos Andrés Pérez, metido primero que Chávez en la onda bolivariana, decidió mejor el 19 de diciembre en homenaje al Decreto sobre conservación del Libertador en Chuquisaca.  Finalmente el Presidente Luis Herrera Campins resolvió que fuese el 5 de junio Día Mundial del Ambiente.
De todas formas, mayo, por tradición y comienzo de la estación lluviosa sigue siendo el mes del árbol, de ese quieto y generosos elemento de la naturaleza sobre cuya rugosa piel pareciera cada vez más estrellarse el arrebato de los fenómenos meteorológicos, el azote de las pestes, las enfermedades, las quemas y las talas. Cada año que transcurre hay menos árboles, por eso cada año que pasa la tierra es más desierta, la erosión va dejando huellas profundas en su faz, se aleja el agua y se descolora de alegría verdosa el gran planeta.  El árbol, irremisiblemente, continua siendo víctima, no obstante su magnifica utilidad.
El día del árbol ayer y del ambiente hoy, se ha instituido para formar conciencia de su significación y lo que representaría para la humanidad su exterminación. Se ha consagrado, no solamente para rendirle tributo y admiración y cantarle en las escuelas himnos de alabanzas, sino para que no  lo olvidemos jamás porque él es la garantía de nuestra existencia y supervivencia.


Hasta ahora nuestra actitud frente al árbol ha sido más de mezquina. Todo lo hemos recibido de él: alimentación, medicina, hogar, comodidad, medios de trabajo, sombra, flores, oxígeno, el placer de su belleza en el paisaje, ha conservado la tierra de la erosión, contribuido al ciclo vital y periódico de las lluvias, favorecido el clima y tantas otras dádivas, y sin embargo, ¿Cuál es o ha sido nuestra retribución?.

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