No tardó el talentoso ingeniero, nacido para vivir hasta 1923, en adoptar nuevas formulas que revolucionaron la técnica de la construcción. Así publicó y experimentó la resistencia del aire y fue el primero en aplicar los procedimientos del aire comprimido al fundamento de los pilares y muchos puentes de grandes ciudades europeas como el de Oporto sobre el rió Duero de España y Portugal.
Los marcos de hierro utilizados en la célebre estatua de la Libertad iluminando al mundo, de Auguste Bartholdi, que se levanta desde 1886 en el Puerto de Nueva York, fueron construidos por el Ingeniero Alejandro Gustavo Eiffel. Pero su obra maestra es sin lugar a duda la Torre bautizado con su nombre, la Torre Eiffel de la que todo el mundo habla o ha oído hablar y que se alza imponente sobre el Campo de Marte en la ciudad de Paris.
Esta Torre, conformada por una singular y sólida estructura de hierro, ha sido y es el orgullo de Paris. Es su emblema por excelencia. Decir Paris es imaginarse de lleno la Torre de Eiffel, majestuosamente alzada sobre la gran capital atravesada por el río Sena y de grandes suburbios, edificios y lugares famosos como la plaza de la Bastilla, el Museo de Louvre, los jardines de las Tullerías y el obelisco de Luxor.
La Torre de Eiffel fue inaugurada en 1889 con motivo de la Exposición Internacional de Paris. Tiene una altura de 300 metros, escalona entres plataformas comunicadas con la planta baja por ascensores y una escala de 1710 peldaños. Por encima de la tercera plataforma, se eleva una estructura final que remata en un faro. Cada año un millón y medio de visitantes aproximadamente contempla desde su cúspide el vasto y hermoso panorama de Paris. Eiffel abandonó la dirección de su fábrica en la década de 1890 y se dejó absorber por la ciencia aerodinámica.
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