El 18 de diciembre de 1737, a la edad de 93 años, falleció en Italia, Antonio Stradivarius, famoso artífice de los violines de Cremona. Sin duda el constructor de instrumentos musicales de cuerda más célebre que haya existido.
Stradivarius fue discípulo de Nicolás Amati, primero y verdadero creador del violín moderno caracterizado por su sonoridad más completa y rica en matices. Nació y vivió casi siempre Antonio Stradivarius, en la ciudad italiana de Cremona y la fama de su nombre se extendió por toda Europa y a través del tiempo se ha hecho famoso en todo el mundo. Los violines que construyó no han podido ser imitados a causa de lo lleno de sus voces, distinguidos además de la evidencia de esta calidad excepcional, por las iniciales A. S grabadas en la caja dentro de un doble círculo.
Stradivarius construyó más de mil instrumentos de cuerdas de los cuales se cree han llegado a nuestra época un poco más de la mitad. Los que se consideran genuinos alcanzan precios fabulosos y por un ejemplar auténtico se pagan miles de dólares. Ello ha dado origen a que existan numerosas falsificaciones.
Antonio Stradivarius construyó, además de violines y violonchelos, otros instrumentos de cuerdas y arco, de las mismas características y que sólo difieren en tamaño y tono. El violín es el más pequeño de esto tres instrumentos, equivale al tiple y para tocarlo se pone en posición horizontal, afirmado entre la barba y la clavícula izquierda. Tiene tres registros: grave, medio y agudo. El violín, precursor del contrabajo, de mayores dimensiones que el violín, equivale al bajo y su ejecutante lo usa generalmente de pie. Al violonchelo, el intérprete lo ejecuta entre las piernas y es término medio entre el violín y el violón, de extensa y grave tesitura. Los chelos más antiguos conservados son dos de 1560, construidos por el violero italiano Andrea Amati.
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