Felipe V, primer monarca español de la dinastía Borbón, nació a 18 kilómetros de Paris, en la ciudad de Versalles, el 19 de diciembre de 1683. Era nieto del rey más glorioso de Francia, Luis XIV, y fue llamado al trono de España en el año 1700 por testamento de Carlos II. Inglaterra, Holanda y Austria no lo reconocieron y comenzó la guerra por la sucesión de la corona hispana.
Príncipe de mediana inteligencia, procuró sacar a España del letargo en que la habían sumido sus predecesores; sin embargo, la guerra por la sucesión terminó con el tratado de Utrecht por el cual fue reconocido como rey, pero renunciando a muchas de sus posesiones, entres ellas, el peñón de Gibraltar, que pasó a poder de los ingleses y sus posesiones de Italia.
Felipe V introdujo en la corte española prácticas y modas francesas que le granjearon la animadversión de la nobleza. Era de carácter indolente y apacible, de él se dijo. Intentó rebeliones en Francia a través de su ministro el cardenal Julio Alberoni, quien soñó un momento con hacer que se concediera a su soberano la regencia de ese país durante la menor edad de Luis XV, pero fracasó en su empresa. Felipe V, poco después, en 1724, abdicó a favor de su hijo Luis Primero, retirándose a La Granja, residencia de verano construida por mandato de él mismo. Pero ese mismo año la muerte sorprendió a su hijo y se vio obligado a reasumir el poder, negociando entonces los matrimonios de sus dos hijos con las hijas del emperador Carlos VI.
Durante varios años padeció debilidad la debilidad mental, de la que se valieron su segunda mujer Isabel Frénese y José Patiño para hacer y deshacer en el reino. A Felipe V se le debe la creación de las Academias de la Lengua y de la Historia. El débil rey murió en Madrid a la edad de 63 años.
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