La muerte trágica de Jorge Eliécer Gaitán, Jefe del Partido Liberal de Colombia, desató entre el 9 y 10 de abril de 1948 una gigantesca revuelta que estremeció a la América. Fueron dieciocho horas de sangre y fuego que acabaron con cuatro mil vidas comenzando por la del presunto asesino Roa Sierra, quien fue colgado por las turbas.
El asesino, un hombre de sombrero, vestido con un ordinario traje marrón, disparó su revólver tres veces contra el cuerpo de Gaitán que se dirigía a almorzar tomado del brazo por su compañero de lucha Plinio Mendoza. Gaitán cayó envuelto en su abrigo negro, y fue levantado suavemente en medio de una ola de gentes aterradas y mudas. Un grito de “viva el partido liberal” rompió el silencio como un latigazo. Hombres y mujeres e agolpaban en el sitio y humedecían sus pañuelos y corbatas con la sangre de Gaitán. La muchedumbre rugía furiosamente. Habían matado al líder más popular que ha tenido Colombia en toda su historia.
En una impresionante demostración de protesta el pueblo se lanzó aquel día a la calle y en varios puntos de la ciudad comenzó a alzarse el humo de los incendios. Centenares de hombres y mujeres agitaban al sol machetes y banderas rojas. El pueblo, guiado por un instinto, presumía que los despachos del Gobierno o de las oficinas del detectivismo había salido la orden de matar a Gaitán. El Partido Liberal para calmar a la multitud pidió al Presidente Mariano Ospina Pérez la renuncia, pero éste solo ofreció a los
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