martes, 22 de abril de 2014

GASES ASFIXIANTES

            El 22 de abril de 1915 se utilizó por primera vez gas asfixiante y ponzoñoso como arma ofensiva en una guerra, vale decir, en la Primera Guerra Mundial que sacudió a Europa a raíz de los asesinatos cometidos en Sarajevo contra el heredero del imperio austriaco y su esposa.
            Fueron alemanes los primeros que emplearon  el veneno fluido aeriforme contra sus enemigos franceses e ingleses en el sector nordeste de Iprés. Ya para entonces los germanos habían movilizado rápidamente sus tropas sobre Bélgica y penetrado en Francia por el Mosa y el Sambre en singular batalla de trincheras.
            El lanzamiento de gases asfixiantes por primera vez en aquella contienda se realizó a los ocho meses de haberse iniciado la Guerra y el estremecedor desconcierto que produjo las tropas inglesas fue indescriptible. Pero los aliados reaccionaron inmediatamente organizado la defensa y oponiendo otros gases a los de sus enemigos.
            Los gases utilizados en aquella tempestuosa ocasión fueron cloro líquido comprimido y sulfuro de etilo diclorado, vulgarmente conocido como gas mostaza, además de otros lacrimógenos y estornudatorios. Uno de estos gases, además de asfixiante, producía vesículas en la piel y hacían inhabitable por mucho tiempo el terreno donde caían.
            Las gases vesiculares eran los más peligrosos porque no bastaba para protegerse de ellos la máscara protectora que en variedad de tipos se asignaba a cada soldado.
            En la Segunda Guerra Mundial, de dimensiones superiores a la primera, no fueron empleados gases asfixiantes y ponzoñosos como arma contra el enemigo, pero se utilizó la Bomba Atómica de efectos realmente catastróficos. La primera, de veinte kilotones, se hizo explotar en Hiroshima (Japón) el seis de agosto de 1945.

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