Hoy es el Día Nacional del Perú. Recuerda la nación hermana la entrada a Lima del general José de San Martín y la proclamación de la Independencia en la Plaza Mayor, el 28 de julio de 1821.
El indígena Túpac Amaru encendió la antorcha de la libertad en aquellas tierras y fue sacrificado al igual que José Gabriel Aguilar en Huanuco y García Pumacahoa en Cuzco. Precursores fueron ellos de la independencia del Perú. Cayeron apenas comenzando el largo y ardoroso camino, pero sus banderas fueron recogidas más adelante por hombres del mismo temple que las mantendrían siempre muy altas. Desde Chile y Argentina, José de San Martín y desde Venezuela y Nueva Granada, Simón Bolívar. Ambos líderes de la libertad habrían de abrazarse en Guayaquil para decidir definitivamente la suerte del Perú y América.
Perú era el último baluarte de los realistas españoles y de donde se podía emprender una reacción capaz de comprometer la integridad de las naciones libertadas. Por eso Bolívar se mostró interesado en penetrar con sus fuerzas al Perú, pese a que una gran parte de ese territorio había sido conquistado por San Martín. José de San Martín comprendió la incapacidad de sus fuerzas para combatir al enemigo y se marchó a Europa, pero el Gobierno que lo sustituyó en el mando antepuso inconvenientes de honor militar a la entrada de Bolívar. Tuvieron que ser desechos en las batallas de Toratá y Moquegua para que el diputado Olmedo atribulado por la dramática realidad, instará al Libertador con estas palabras: “Todos los elementos de ataque y de defensa acumulados en el Perú, sólo esperan una voz que los una, una mano que los dirija, y un genio que los lleve a la victoria”.
Esa voz, esa mano y ese genio sintetizaban la figura de Bolívar, quien marchó desde Guayaquil hasta Lima en medio de las aclamaciones del pueblo, para tomar el mando supremo del Ejército Unido del Perú. El Libertador abrió las hostilidades contra el General Canterac al que derrotó en la pampa de Junín en un combate silencioso de armas blancas que duró más de media hora. Meses después Bolívar entregó el mando del ejército al General Antonio José de Sucre, mientras pasaba a Lima a preparar nuevos contingentes. El 9 de diciembre de 1824 el General Sucre salió con destino a Cuzco, al encuentro de 12 mil soldados comandados por el Virrey La Serna, a los que hizo molder el polvo de la derrota en la sabana de Ayacucho. Con el triunfo de los patriotas en Ayacucho. Quedo definitivamente asegurada la Independencia del Perú y América.
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