El 6 de marzo de 1474, bajo el signo de Piscis, signo de las formulaciones puras y de los impulsos creadores, nació Miguel Ángel Buonarrotti, mejor conocido con el simple nombre de Miguel Ángel. Nació en una ciudad italiana llamada Toscana y el mundo del arte lo proclama como una de sus más relevantes figuras porque ciertamente fue escultor extraordinario que avanzó con igual sensibilidad por los caminos de la pintura, la arquitectura y la poesía.
Fue Miguel Ángel un artista de la época renacentista que empezó a trajinar por tan hermosos caminos, tomado de la mano por Ghirlandajo y por Bertoldo, maestros de la pintura y la escultura de su época. Protegido por Lorenzo de Médicis y otros Papas, en especial por Alejandro VI y Julio II.
Como escultor, a Miguel Ángel se le debe El Descendimiento, La Piedad, David, y el Sepulcro de los Médicis. Su obra el David fue tallada en un bloque de mármol de 7 metros. Entre sus principales obras pictóricas se destacan “El juicio final”, fresco de la Capilla Sixtina y la Conversión de San Pablo. En el fresco de la capilla Sixtina del Vaticano de Roma realizado en el techo para plasmar los diversos temas del Génesis y el Juicio Final., destaca el esfuerzo titánico del artista.
Como arquitecto, terminó la Iglesia de San Pedro y construyó la cúpula de la basílica vaticana, alarde de técnica arquitectónica, así como la iglesia Santa María de los Ángeles. La arquitectura la practicó ya anciano al igual que la poesía en su variedad de rimas, dedicada a su amor platónico de toda la vida, Victoria Colonia, marquesa de Pescara y figura entre las más bellas creaciones de la poesía italiana.
El formidable artista renacentista murió en Roma a la edad de 89 años y de acuerdo con su voluntad, sus restos fueron sepultados en Florencia. A esa edad, triste y resignado, decía a un amigo: “Las manos de la muerte son eternas, y ya siento que me agarran por el manto”.
@Piocid
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